jueves, 25 de junio de 2009

Capítulo 8: Constructores de sueños.


Introducción

Existen actualmente en el mundo, pero principalmente en el submundo capitalista, aquel donde el sistema revela su verdadero rostro, como dijera hace muchos años Eduardo Galeano, los otros, los que no son pragmáticos, los que se resisten a creer que la utopía ha muerto, los que creen que otro mundo es posible, estos, los otros, son a los que llamamos constructores de sueños. Y son constructores de sueños, porque a diferencia de los antiguos utopistas que primero soñaban, estos han comenzado por hacer para después soñar, pero en su construir soñando, van soñando que es posible otro mundo construir. Están en Brasil desde hace ratos, han surgido con fuerza en la Argentina recientemente, en Chile los encontramos también, como en Bolivia, en Perú, Ecuador y en toda Centroamérica, solo para mencionar los más conocidos por nosotros.

1. ¿Y por qué surgen?

No sabemos a ciencia cierta la respuesta, porque en los diferentes países de América Latina, las experiencias son muy diversas, pero seguramente tenga que ver con las fallidas experiencias revolucionarias, con el derrumbe del socialismo real en Europa Oriental y la URSS, pero sobre todo, con la naturaleza humana que no se resigna a creer que el capitalismo es el fin de la historia y si que otro mundo es posible.

2. ¿Y por qué se rechaza el capitalismo?

Porque la realidad mundial y nacional del capitalismo es responsable de la generación constante y creciente de pobreza y exclusión social, a la par que degrada el medio ambiente. La pobreza ocurre, inclusive, entre quienes sin estar excluidos del sistema perciben salarios insuficientes para satisfacer sus necesidades familiares y sociales. Los excluidos, para sobrevivir, realizan esfuerzos individuales y en algunas ocasiones, esfuerzos colectivos. De estos últimos quisiéramos ocuparnos, porque en sus esfuerzos organizados para enfrentar su pobreza y exclusión social, encontramos una realidad que constituye una propuesta, pero que sigue siendo una propuesta buscando constituirse en una realidad mayor.

3. ¿Y por qué esto es así?

Porque vivimos en un mundo bajo un sistema económico para el cual lo importante no es satisfacer las necesidades de los seres humanos, sino maximizar los beneficios de los empresarios capitalistas. De allí que si los beneficios no son los esperados, habrá que reducir los costos y para ello se procede al despido de personal y se incrementa el ritmo de trabajo de los que aún conservan su empleo. Pero para incrementar los beneficios se busca también incrementar la productividad de los trabajadores, lo cual se logra, sustituyendo obreros por máquinas, por robot o automatizando los procesos e incrementando la intensidad del trabajo de los obreros que quedan o bien, desplazando los procesos productivos a lugares donde el desempleo es abundante y los trabajadores están dispuestos a trabajar por cualquier salario. El capital, en su búsqueda constante e incesante de mayores ganancias también acude a las fusiones y a las absorciones, las cuales traen como resultado la disminución de personal ocupado. Y como la voracidad del capital no conoce límites en pos de la ganancia, observó que existían actividades no mercantiles como salud y educación y otras mercantiles como servicios de telecomunicaciones, energía eléctrica y agua que podían ser fuente de cuantiosas ganancias, ya no digamos los fondos de la seguridad social, de manera que auxiliándose de los “técnicos” de los organismos internacionales, procedió a su privatización, todo lo cual ha redundado en desempleo, incremento en los precios de los servicios y en exclusión de los sectores más pobres a los servicios antiguamente no mercantiles o gratuitos.

Pero las consecuencias de lo anterior han sido diferentes en el mundo y el submundo capitalista, ya que los niveles de pobreza y exclusión social, así como la contaminación y degradación ambiental son mayores en el submundo capitalista, en razón de que en nuestros países no sólo sufrimos nuestros propios males, sino que contribuimos con nuestros recursos y nuestra riqueza para que los males en el mundo capitalista no sean mayores. Año con año, transferimos grandes cantidades de capital, ya sea en concepto de ganancias de las empresas extranjeras, de patentes, royalties o tecnología, de comisiones, intereses o amortización de deuda externa, a causa del intercambio desigual, de la sobre explotación de la mano de obra en las empresas maquileras y todavía mas, contribuimos a la rotación del capital internacional consumiendo bienes manufacturados importados que penetran hasta el último rincón de nuestros países. Y como si fuera poco, los más ricos de nuestros países transfieren gran parte de su riqueza a los países desarrollados donde sienten que estará más segura. Y los problemas no concluyen allí, sino que los países desarrollados nos transfieren sus desechos no biodegradables, sus empresas contaminantes, sus productos nocivos para la salud y el medio ambiente, así como sus residuos tóxicos, además de degradar nuestros ecosistemas a causa de la sobre explotación de nuestros recursos forestales, agrícolas y mineros. Y luego, con gran bombo y platillo, nos tiran unas cuantas migajas, eufemísticamente llamada: ayuda para el desarrollo.

4. ¿Y por qué permitimos que esto suceda?

Se podría pensar que la mayor responsabilidad de lo que nos ocurre le corresponde a los gobiernos en tanto que lo permiten, lo toleran e, incluso, lo propician. Cuando no se es una colonia administrada por un gobernador nombrado por el imperio, pareciera que los gobiernos electos por pueblos soberanos e independientes son los responsables de nuestro pasado y nuestro futuro. O en todo caso serían responsables los pueblos que eligen a esos malos gobernantes. No hay duda que alguna diferencia tiene que existir en que gobiernen políticos de una tendencia u otra, aunque no sean muchas, ya que tratándose de pequeños países como el nuestro, con poca o ninguna relevancia internacional, los márgenes de maniobra seguramente son ínfimos. Aunque también influye la dignidad nacional, la calidad de los gobernantes y la tradición cultural. En Centro América, existen algunas diferencias cuando se trata de Costa Rica y el resto de países centroamericanos. Pero las diferencias atribuibles a esos factores tienden a borrarse cuando consideramos el fenómeno de la dependencia exterior, en nuestro país con gobiernos del PCN, de la DC y de ARENA no ha existido diferencia alguna, e inclusive, con un gobierno del FMLN poco podría cambiarse la realidad de la dependencia de los E.U. en materia económica, política y cultural. A lo más que podría aspirarse sería a una diversificación de la dependencia.

El fenómeno de la dependencia es una realidad a la cual se le ha echado tierra a pesar de que ahora sea más real que nunca y aquellos problemas que en el pasado se señalaban como los males de la dependencia en la actualidad se les ve como bienes, tal es el caso de la inversión extranjera. Su complejidad es tal y la profundidad de la dependencia de los Estados Unidos ha alcanzado tales niveles que nos parece como cosa normal. Aceptamos con la mayor tranquilidad que el gobierno de los E.U. intervenga en nuestros asuntos nacionales y es más, hasta nuestros gobernantes hacen gala de esa intervención como cosa buena y no como lo que en realidad es: una vergüenza.

Ahora bien, para comprender esta realidad de la dependencia y el rol de los gobiernos es preciso entender que en el capitalismo, los gobernantes buscan reproducir el sistema capitalista, como primera responsabilidad. Pero como los capitalistas se mueven por el lucro por la ganancia, grupos o sectores de capitalistas buscan controlar el gobierno a fin de que éste satisfaga sus necesidades e intereses, en consecuencia no sólo buscan adecuar la legislación a sus intereses sino que buscan enriquecerse a costa de los recursos financieros estatales. Bien, lo que deseamos señalar es que en el capitalismo los gobiernos no han perdido su carácter clasista y ese carácter clasista cubre lo nacional y lo internacional, en consecuencia, si un país es grande económicamente hablando y poderoso militarmente, utilizará su poder económico y militar para defender los intereses de aquella clase a la cual representa y particularmente, a la fracción de clase que lo controla. El gobierno de los Estados Unidos exige una serie de acciones, medidas y actitudes de los gobernantes de los países dependientes como el nuestro y éstos aceptan sin siquiera protestar porque saben que entrar en contradicción con tal gigante les generaría serios problemas, en la actualidad con la administración Bush se puede llegar inclusive al punto de ser considerado un Estado terrorista o de dar albergue a terroristas o de ser una amenaza para la seguridad de los Estados Unidos o de amenazarle con expulsar a los millones de salvadoreños residentes en su territorio. Las burguesías nacionales tampoco protestan, por ejemplo en el caso de Tratados de Libre Comercio, porque un sector de la misma sabe que ellos podrían beneficiarse de tales acuerdos, aunque para la mayoría de la población no sean beneficiosos. Un Ministro nos hizo pensar recientemente por las declaraciones que efectuó a la prensa que América Latina es el postre de los Estados Unidos y que el ALCA es el dulce del mismo y para que los Estados Unidos disfruten del sabor de nuestras riquezas es preciso firmar el ALCA. A esos niveles llega la dependencia. Pero lo más grave aún es que si alguien apela a los ideales de Bolivar o Sandino es mal visto, inclusive, por los latinoamericanos. La dependencia se ha convertido en un fenómeno cultural. El aceptar nuestra condición de dependencia es sinónimo de sensatez, de realismo y de ser prácticos como gran cinismo lo expresara nuestro flamante embajador en los E.U.

En consecuencia la problemática que vivimos en la actualidad es atribuible en última instancia al sistema capitalista bajo su modalidad imperialista, ya se trate del imperialismo de este lado del atlántico, o del que está allende la mar. Aunque el imperialismo gringo sea más poderoso, más agresivo, más belicoso, más torpe y menos culto. Pero en el ámbito económico, en la sed insaciable por las ganancias, no hay diferencias entre una empresa transnacional europea, gringa o japonesa y por tanto, poca diferencia existe en que dependamos de España o de Japón los fines imperialistas siempre son los mismos.

5. ¿Y qué podemos hacer?

En el pasado se probó con cambios revolucionarios, armados y no armados, de los exitosos muy pocos sobreviven. Intentar cambiar la sociedad por esas vías ya probadas, no deja de ser insensato, aunque no deben despreciarse los espacios que el sistema en la actualidad ofrece, pero sin hacerse muchas ilusiones, sin entusiasmarse demasiado o sin esperar mucho de un posible gobierno izquierdista.

El trabajo para cambiar nuestras sociedades, mientras subsistan las condiciones internacionales actuales, tiene que ser un trabajo a distintos niveles, lento, progresivo y esperanzador. Pero ese trabajo para que sea efectivo tiene que tener un horizonte, el cual vaya determinando los pasos, las acciones y los quehaceres del diario vivir.

Aunque la realidad mundial y nacional se presente como un oscuro túnel en el cual está ausente cualquier luz, no se trata ni por asomo de un hoyo negro que absorba cualquier tipo de energía. Lo que ocurre es que la nueva realidad que se va gestando en nuestros países no es aun lo suficientemente luminosa, cuantitativamente hablando, para iluminar a los miopes y a los ciegos. Los primeros no ven más allá de sus narices y los segundos nunca la podrán ver por muy clara que sea. Pero existen otros que aún en la oscuridad perciben las sombras de lo que pudiera llegar a convertirse en una fulgurante realidad. Y por eso están dispuestos a invertir sus energías, su trabajo, por desarrollar esa nueva realidad germinal. A fin de procurar aclarar tal oscuridad es que escribimos este artículo.

6. ¿En qué consiste esa nueva realidad germinal?

Básicamente consiste en una forma organizada de enfrentar los males que genera el sistema capitalista y que en su devenir histórico puede llegar a transformar el sistema mismo. Ha surgido en las entrañas del sistema entre los pobres y excluidos y se va extendiendo en la base del mismo, crece continuamente y genera animación entre sus integrantes y cada vez propicia más emulación y entusiasmo entre los pobres aún no organizados, entre los obreros despedidos, entre los políticos pensantes y entre los intelectuales conscientes.

Sus orígenes son diversos: una comunidad que se organiza y comienza a participar en la solución de sus problemas. Una cooperativa que se crea para enfrentar la debilidad individual. Una asociación que se crea para hacerse oír y defender sus derechos. Así va modelándose esta nueva realidad.

Practican la cooperación en sus trabajos como en sus vidas, lo cual les permite comprender la importancia de la unidad, descubren que la solidaridad es un valor fundamental para preservar sus vidas y sus conquistas.

Su participación en las decisiones de su organización les va mostrando que la participación también es necesaria en las decisiones políticas, que más que democracia representativa necesitamos de democracia participativa, lo cual va posibilitando la creación de espacios de poder a nivel local y de hecho lo han conseguido ya en algunos municipios, donde los alcaldes más que autoridades son administradores de la cosa pública.

Pero bien, en esta ocasión más que describir lo que tenemos de realidad, es mi deseo extrapolar esa realidad y mostrar lo que podría llegar a ser.

7. ¿Y en qué podría llegar a constituirse?

Dicho rápidamente en un Sistema Comunitario, el cual hiciera realidad lo que I. Ellacuría llamaba: La civilización del Trabajo por oposición a la civilización actual, la del capital. Este es el horizonte que a mi juicio debían de tener presente todos aquellos que están involucrados en estos esfuerzos por enfrentar la pobreza y la exclusión social. Ciertamente en el trabajo de y con los pobres y excluidos, caben dos posibilidades, la primera es que sólo sirva para prolongarle la vida al sistema capitalista. La segunda es que se avance hacia ese nuevo sistema, hacia esa nueva civilización. En razón de esto, resulta muy importante que se trabaje también en la formación cultural, política e ideológica de los pobres y excluidos cuando se logra algún nivel de organización y no quedarse únicamente en las prácticas económicas y de solución de necesidades sociales.

Ahora bien como se trata de una realidad aún inexistente, lo cual la hace una realidad utópica, en el sentido de algo aún no realizado, no sólo no se imposibilita el darle una existencia mental o pensada, sino que se exige el hacerlo, ya que el ser humano a diferencia de los animales antes de realizar algo, primero lo proyecta en su mente. Lo real de ahora tuvo una existencia mental ayer. Son como los bocetos del pintor o dibujante, los cuales en el camino van siendo modificados pero que orientan y dan sentido a la obra. Más que improvisar necesitamos proyectar, pero para que esa proyección tenga sentido debe de partir de la realidad, la cual al desplegarse gracias al auxilio de la mente, sirve de horizonte a la acción del presente.

8. ¿Pero en qué consiste ese Sistema Comunitario?

Por sistema comunitario entendemos: una totalidad en proceso de estructuración, en tanto que es una realidad en marcha de la cual aún sólo vemos algunos de sus logros, así como algunos de sus elementos estructurales. Pero en la medida que se percibe como una totalidad sistémica es preciso ir construyendo en la práctica diaria esas estructuras que posibiliten su mejor funcionamiento, de tal manera que se avance hacia la consecución de los objetivos y fines de mediano y largo plazo.

9. ¿Qué elementos lo constituyen y cómo son?

Obviamente en tanto que un sistema debe de contener una variedad de estructuras, cuales serían por ejemplo: Filosofía comunitaria, Cultura comunitaria, Ideología comunitaria, Economía comunitaria, Sociedad comunitaria, Institucionalidad comunitaria, Legislación comunitaria, Democrbvacia comunitaria o Participación democrática.

Ahora bien, el sistema comunitario se puede objetivar a nivel de las comunidades en diferentes modelos comunitarios, dependiendo de las realidades y características propias de cada comunidad. Por tal razón es importante establecer:

· ¿Qué elementos del sistema son los que le dan su especificidad?
· ¿De qué elementos no será posible prescindir sin que el modelo pierda su especificidad comunitaria y de cuales si sería posible prescindir? O sea, ¿qué elementos son esenciales, fundamentales y cuáles secundarios o prescindibles?

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