jueves, 25 de junio de 2009

Ensayos Políticos y Económicos

Ensayos

Políticos

y
Económicos



Aquiles
Montoya


Indice

Prefacio

El reunir en una sola publicación diferentes ensayos escritos durante los últimos años, obedece a dos razones, fundamentalmente, la primera es que no han perdido actualidad y en esa medida bueno es que los conozcan las nuevas generaciones y la segunda es que, precisamente, muchos estudiantes y amigos se acercan a mi solicitando mis escritos, a quienes no siempre logro satisfacer en su interés por diferentes motivos, ya sea por razones de salud, la cual últimamente ha sido muy precaria, o bien, porque no los encuentro en el archivo de mi computadora. Pero además existe una razón puramente egocéntrica, creo que son buenos trabajos y no merecen perderse en el olvido de las letras muertas. Un libro les daría vida de nuevo, como cuando fueron escritos y pienso que se lo merecen, ellos, más que yo se lo merecen.

Finalmente, he solicitado a mi compañera y colega Julia Evelin Martínez, que escriba un prólogo a los mismos, ya que ella ha sido, durante más de dos décadas, la primera lectora de mis escritos, así como mi principal crítica. Creo que ella y mis escritos se lo merecen, pero al final será usted quien juzgue.

Aquiles Montoya
San Salvador, abril del 2007

PROLOGO

Conozco a Aquiles Montoya desde 1982, primero fui su alumna, luego su instructora y asistente de investigación, después me convertí en su compañera de vida y madre de tres de sus cinco hijos, y ahora me toca el turno de ser su prologuista en esta obra.

A lo largo de estos últimos 25 años, he sido la primera lectora de casi todos sus escritos económicos, políticos y literarios. No siempre coincidí con las posturas contenidas en ellos y/o con los estilos de expresión de sus ideas; pero indiscutiblemente, en todos los casos, he respetado y admirado la capacidad de Aquiles Montoya de actualizar el marxismo, su creatividad en la formulación de ideas y relaciones, y por sobre todo, su honestidad profesional y personal, sujeta a un sinnúmero de pruebas.

Los Ensayos Políticos y Económicos que tengo el honor de prologar en esta oportunidad, fueron escritos entre 2000 y el 2006, y son una muestra de la capacidad de su autor de reinventarse constantemente, sin abandonar sus principios, y de mantenerse fiel al pensamiento marxista, sin caer en el dogmatismo.

¿A quienes van dirigidos estos ensayos? ¿Quiénes se sentirán identificados con sus conclusiones y propuestas? ¿Quiénes se sentirán ofendidos o los menospreciarán? No estoy segura de la respuesta a estas preguntas, pero en todo caso, es preciso advertir al lector o lectora que estos ensayos tienen un objetivo muy concreto: acompañar desde un enfoque de economía crítica el proceso de liberación de las mayorías oprimidas, marginadas y empobrecidas en la construcción de un mundo más solidario, más humano y más justo para estas mayorías. Dependerá de la postura personal y/o institucional que se tenga frente a este objetivo, el grado de acogida o de rechazo que se tenga de estos ensayos.

El primer ensayo se denomina “Exiliados interiores” y en él se retrata con fidelidad el estatus social del autor en los últimos 25 años: un exiliado interior, pero no por su indiferencia hacia la realidad salvadoreña y/o como el resultado de una decisión personal de escapar de la realidad, sino simple y sencillamente como “una consecuencia de nuestra forma de ver, entender y querer que sea la realidad”. Probablemente muchos y muchas que lean “Exiliados Interiores” se sentirán en menor o mayor medida identificados con este estatus, y qué ojala al hacer el balance de las ventajas y desventajas del mismo, coincidan con Aquiles Montoya que tener este status le otorga a quién lo posee, la obligación moral de no claudicar nunca en la lucha por la transformación de este sistema de injusticia.

En el segundo ensayo, “La izquierda que la derecha quisiera”, el autor advierte y denuncia las consecuencias de la creciente “domesticación” de los partidos de izquierda en El Salvador, a los intereses y a la lógica de acumulación del sistema capitalista. Asimismo, reflexiona sobre la izquierda que la sociedad salvadoreña necesita para su proceso de liberación y de recuperación de la dignidad humana. Es un ensayo valiente, y extremadamente desafiante, que busca recuperar el papel que el pensamiento marxista puede desempeñar en el proceso de reconstrucción de una verdadera izquierda en El Salvador. Una izquierda que como lo señala el autor sea “revolucionaria, analítica, crítica, coherente, utópica, consecuente, orientadora, militante, pensante, anticapitalista y marxista. Y que recupere la mística revolucionaria”.

El tema de la libertad, como plena realización de la condición humana y su sistemática negación en el capitalismo, es el objeto del tercer ensayo de esta obra, titulado precisamente “Para ser humanos necesitamos ser libres”. En este trabajo, el autor desmitifica una tras otra las supuestas libertades inherentes al capitalismo: libertad de elegir en el mercado, libertad de elegir a gobernantes, libertad de pensamiento y expresión, libertad jurídica, entre otras. Desde un enfoque de economía política marxista, el autor sostiene la imposibilidad de lograr la libertad plena en el capitalismo, imposibilidad que deriva de dos fenómenos inherentes a este sistema: el fetichismo de las mercancías y el trabajo alienado, y que en consecuencia, sólo se podrá avanzar a la plena libertad y a la plena realización de la condición humana en una sociedad que se aleje de la lógica capitalista y se acerque a la lógica de la solidaridad. De allí la importancia que en este ensayo se le asigna a las experiencias de construcción de economía solidaria y a la construcción de relaciones populares de poder.

El siguiente ensayo, “Relaciones de poder en la sociedad salvadoreña” es en mi opinión uno de los más importantes y valiosos análisis que se han escrito en El Salvador en torno al tema del poder en la última década. En este ensayo, el autor de una manera sencilla nos introduce al significado sustantivo del término y a las distintas modalidades y relaciones en las que se expresa el poder dentro de una sociedad. Tal como lo anuncia el título del ensayo, la tesis central del mismo gira en torno al poder en la sociedad salvadoreña, y su formulación está planteada en términos muy sugerentes: “la burguesía salvadoreña no tiene poder porque controla el gobierno, sino que controla el gobierno porque tiene el poder”. Sin caer en el mecanicismo ortodoxo del DIAMAT, Aquiles Montoya nos propone replantearnos para El Salvador el verdadero significado de la conocida frase “lo económico como última instancia”, lo cual inevitablemente lleva a la conclusión de que la transformación de la sociedad salvadoreña pasa inevitablemente por la capacidad de los sectores populares de construir nuevas relaciones de poder que les favorezcan, que deben tener también en última instancia una sustentación en lo económico.

“Intelectuales y la necesidad de construir relaciones populares de poder”, fue escrito casi inmediatamente después de finalizado el ensayo anterior, y contiene en mi opinión uno de los planteamientos más lúcidos y polémicos del autor, cuya publicación le granjeó no pocas enemistadas en el mundo de la intelectualidad salvadoreña, incluida su Alma Mater. En este trabajo, el autor define como intelectual a “todo aquel que genera o difunde una determinada ideología”, y procede a su clasificación en base a cuatro grandes grupos de acuerdo a su mayor o menor compromiso con el mantenimiento del status quo o con la transformación social, así: intelectuales de extrema derecha, intelectuales de derecha moderada, intelectuales de izquierda moderada e intelectuales de izquierda radical. Asimismo, el autor propone una clasificación ampliada de la intelectualidad con la incorporación de otras categorías subordinadas: intelectuales pancistas, intelectuales de ongs e intelectuales desmovilizados. Hecha esta clasificación, se procede a vincular el quehacer intelectual con la creación de nuevas relaciones populares de poder orientadas a la conformación de una sociedad solidaria. Muchos lectores y lectoras disfrutarán con seguridad de este ensayo al reconocer en la tipología propuesta por el autor a destacados “analistas” de la realidad en la categoría precisa, pero es casi seguro que también se sorprenderán – tal como me ocurrió a mi misma- al encontrarse retratados/as en una categoría en la que no esperábamos clasificar.

Para quienes se encuentren familiarizados y/o tengan interés en el debate actual sobre la crisis del pensamiento económico que se desarrolla en los ámbitos universitarios de Europa y de Estados Unidos, el ensayo “Teoría Económica, economistas y realidad” les resultará de un inapreciable valor. En este trabajo, el autor reflexiona desde su experiencia en el Departamento de Economía de la UCA, sobre los economistas y la economía, y nos ofrece un interesante recorrido por las principales teorías económicas que han dominado la historia del capitalismo desde Adam Smith a la actualidad, para concluir sobre las inobjetables ventajas que la Economía Política Marxista tiene para interpretar los problemas estructurales de las sociedades capitalistas. Con gran honestidad académica, Aquiles Montoya, nos aclara el carácter del marxismo que práctica: es solo un medio para interpretar y transformar el capitalismo, nunca un fin en sí mismo o un dogma de fé. El ensayo concluye con una frase que no dejará de motivar la reflexión de los lectores y lectoras: “las teorías, teorías son. Y deben estar abiertas, para posibilitar su desarrollo y su mejor comprensión de la realidad que es cambiante …… el día que encontrará una teoría superior a la marxista para interpretar el capitalismo, no tendría ningún inconveniente en adoptarla, de la misma manera en qué cambié mi vieja máquina de escribir por la computadora”.

Los ensayos “La Nueva Utopía”, “Constructores de Sueños” y “Las empresas solidarias” constituyen una trilogía en la cual los lectores y lectoras podrán encontrar un desarrollo más completo de los planteamientos del autor en torno al surgimiento, premisas, características y modalidades de funcionamiento de la Economía Solidaria, que ha sido su más importante objeto de investigación en los últimos años.

En este orden, “La nueva utopía”, se realiza una crítica radical al sistema capitalista y su racionalidad económica que genera de manera inevitable una tendencia creciente a la creación de mayorías sociales marginadas, excluidas y empobrecidas. Sin embargo, en este contexto de “malas noticias” sobre el capitalismo y de su imposibilidad de asegurar la reproducción material y espiritual de la vida humana, el autor identifica el surgimiento de nuevas formas de organización social y económica de estas mayorías empobrecidas, que con su accionar están sentando las bases de una nueva civilización fundamentada en el trabajo y en la solidaridad.

Seguidamente, “Constructores de Sueños” destaca las acciones que dentro y fuera de las fronteras nacionales se llevan a cabo en aras de la construcción de una sociedad alternativa al capitalismo y que el autor denomina Sistema Comunitario. Este sistema, a diferencia de las utopías que se basan exclusivamente en sueños, es concebida en el ensayo como una realidad en marcha, en la medida que sus constructores son personas, que no solamente creen que otro mundo es posible, sino que trabajan cotidianamente por hacer ese mundo realidad.

La trilogía concluye con el escrito “Las empresas solidarias”, en el cual el autor desarrolla una estrategia general que puede servir de referencia para la creación de empresas solidarias, es decir, para la creación de empresas de propiedad de los trabajadores y trabajadoras, autogestionadas por los mismos, que operan de manera solidaria, que hacen de la cooperación su mayor virtud y que poseen una racionalidad económica orientada a la obtención de un excedente económico como medio para satisfacer necesidades sociales.

Los Ensayos Políticos y Económicos concluyen con un trabajo sobre las condiciones de trabajo de las mujeres en las maquilas en El Salvador denominado “Un día en la vida de las Trabajadoras de la Maquila”. En este ensayo, a partir de una serie de historias de vida de obreras de la maquila y haciendo uso del análisis marxista, el autor describe no solo las precarias condiciones de trabajo en las maquilas salvadoreñas sino que al mismo tiempo interpreta esta realidad a la luz de la lógica de acumulación de capital del modelo económico capitalista vigente en el país desde 1989. Quienes lean este ensayo estarán indefectiblemente de acuerdo con la conclusión principal con la que inicia: “esto no puede ser, no es posible que se siga tolerando los niveles de sobreexplotación que experimentan estas obreras.”

Para quienes la lectura de estos ensayos les sugieran la necesidad de continuar profundizando en el estudio del marxismo como instrumento para el análisis y transformación de la sociedad salvadoreña, será recomendable que lean las obras completas del autor, particularmente su libro Economía Crítica y su colección de publicaciones sobre la Nueva Economía Popular.

Para concluir este prólogo, quiero traer a cuenta una estrofa de una canción de Silvio Rodríguez que me parece describe la trayectoria académica y personal de Aquiles Montoya, y que en parte esta recopilada en estos ensayos:

“Yo no se lo que es el destino,
caminando fui lo que fui,
allá Dios que será divino,
yo me muero como vivï”.



Julia Evelin Martínez
San José Villanueva, abril de 2007

Capítulo 1: Exiliados interiores


¿Es usted un exiliado interior? Si ocurre que no le agradan los valores propios de este sistema, que no está de acuerdo con las injusticias que engendra, que le resulta desagradable la pobreza de amplias mayorías de la población y que le parece una actitud poco racional el pretender que el sistema capitalista sea la mejor opción para la humanidad, ya que además de depredador social, lo es del medio ambiente, seguramente que es un exiliado interior. Pero si aún no lo es, es casi seguro que está en camino de convertirse en uno, porque el sistema no le dejará otra opción.

Por mi parte, viendo como miro las cosas, me parece una actitud interesada la de aquellos que descalifican por “ideologizados” a quienes, como yo, compartimos una visión marxista del sistema capitalista. Esto es una actitud crítica, reflexiva, analítica y cuestionadora del mismo, pero sobre todo humanista. ¿Por qué habría de hablarse de ideología en este caso y no en el de aquellos que están a favor del sistema? Esto parece una actitud irracional, además de excluyente. Quienes estamos en contra del sistema pareciera que no tenemos derecho de vivir al interior del país, porque si se nos niega el derecho a pensar y a expresar nuestros pensamientos es casi como si no existiéramos. En consecuencia, de manera “truculenta”, nos convierten en exiliados interiores.

Por otro lado, siendo que los partidos políticos otrora revolucionarios, o simplemente de izquierda, aceptan jugar con las reglas del sistema y en la medida que ello les ha llevado a renunciar, en su práctica política, a sus principios revolucionarios, tampoco me parece que se pueda militar en ningún partido de los existentes, con lo cual estamos siendo condenados al ostracismo político partidista, esto es, al exilio interior.

Dicho entre paréntesis, qué sentido tendrá participar en política si al hacerlo se hace con el fin de alcanzar un puesto de elección popular desde el cual contribuir a la mejora social, pero ocurre que para ser electo, se exige: no pensar por cuenta propia, no poseer instrucción notoria, ser deshonesto, acomodarse a las circunstancias, responder a los intereses de quienes detentan el poder, cualquiera que sea su naturaleza, y ser disciplinado, obviamente. ¿Por qué cree usted que algunas personas no están de diputados? Obviamente, porque caen mal, como mal caen todas aquellas personas que dicen lo que piensan y piensan lo que dicen, además de tener un perfil muy diferente al que exige la democracia representativa. Si aún tiene alguna duda, revise la calidad de los presidentes de los Estados Unidos, o para no ir tan lejos en el espacio y el tiempo, la de los presidentes salvadoreños desde Martínez hasta el día de hoy.

Pero es que además, la mayoría de universidades –sin darse cuenta- se van acomodando a las reglas del sistema, lo cual nos deja sin siquiera aquellos oasis de libertad y de utopía que en el pasado tuvimos. En las universidades, de hoy, existe poco espacio para la utopía, para la reflexión y la producción teórica, éstas se ocupan más de la opinión pública, de la delincuencia, de los parques, de la educación básica, de los edificios, de cosas prácticas, y aunque muy útiles, como que no muy les corresponden o, en todo caso, les corresponden menos que el auténtico quehacer académico propio de las universidades. Situación que convierte nuestro exilio interior en algo desagradable y vacío, lo cual, si bien es propio de los exilios por lo lejanos que se tornan la gente y sus problemas, resulta más duro cuando estando tan cerca, estamos tan alejados de la realidad con la que quisiéramos vérnoslas. Hablamos de la realidad verdadera y no de la realidad figurada y que es recogida, a menudo, de mala manera, en las encuestas de opinión. [1]

Se podrá decir que la democracia exige de esas adecuaciones. Y que la consecución de la democracia como valor supremo, justifica las metamorfosis ocurridas en nuestra sociedad y en sus gentes. Al punto de que ahora nos parece que con ser anti-neoliberales es suficiente, y quizá hasta demasiado, como si acaso el neoliberalismo (doctrina económica del capitalismo) y la globalización (una fase más del capitalismo) fueran los auténticos males y no el capitalismo que los engendra. Cuando miramos así las cosas, -y nos parece que con justificada razón- no obstante, casi nadie quiere aceptar tales visiones lúcidas de la realidad, por considerarlas fuera de época, anacrónicas, dicen. Es obvio, entonces, nuestra condición de exiliados interiores.

Ciertamente, la democracia histórica o real, i.e., desde aquella que se vive en los Estados Unidos hasta la que practican en Haití, para no referirme a una nación africana, pasando por aquella de las llamadas Repúblicas Bananeras, no creo que sea algo como para sentirse muy orgulloso. Con motivo de las recientes elecciones en los EEUU algunos de los brillantes analistas políticos con que contamos los salvadoreños, nos manifestaban que la clase política salvadoreña –la de Merino, Arévalo, la Ileana, la Milena y Alvarenga- debía de aprender de la forma en que se practica la democracia en ese país del norte, desafortunadamente, para tan ilustres doctores y licenciados admiradores de la democracia estadounidense, otros analistas internacionales han comparando la democracia “made in USA” con la democracia “bananera”, la cual conocida es, por su poca transparencia y limpieza, así como por su irrespeto de la institucionalidad. De modo que tampoco soy un amante o seguidor de tal forma política. ¿Siendo como somos, cómo podríamos convivir aquí y ahora con nuestros connacionales, con nuestros hermanos cercanos y lejanos –cuando nos visitan por Navidad- en este maravilloso país de la sonrisa? Como usted comprenderá no nos queda otra alternativa que ser exiliados interiores. Pero no ponga esa cara compungida, ¡Vamos! Que si usted siente ser uno de los nuestros, déjeme decirle que no es para tanto, resulta mucho peor ser un vergonzante, un hipócrita o un vendido. Y vea, ¡como abundan! Con todo, ejemplo de dignidad política y de principios, por ahí lo ofreció Fidel en la tele, tal vez algo aprendan los políticos pragmáticos, si es que entendieron.

Por si a usted le parecen insuficientes los argumentos anteriores, permítame agregar que también odiamos el consumismo que nos quieren imponer los medios publicitarios, caracterizados por la trivialidad de sus páginas de opinión, - excepción hecha de uno o dos columnistas y de algún canal de TV, en algunas contadas ocasiones- Nos referimos a los articulistas: desde los duros-blanditos hasta los arcoiris, sin olvidar los mensajes a la conciencia de pastores, presidentes, alcaldes, “los que saben latín” y otra caterva más de plumíferos, pagos y no pagos, que nos empujan a leer las páginas de opinión de periódicos extranjeros, profundizando, con ello nuestro exilio interior. Afortunadamente, algunos tenemos acceso a la red internacional.

Igualmente nos resistimos a caer en la terrible práctica de los tarjeta-habientes, que terminan devorados o embargados por los onerosos intereses de los nuevos usureros, lo cual nos ubica necesariamente en el exilio interior y nos obliga a vivir en austeridad, lo cual, obviamente, no podría ser de otra manera siendo como somos exiliados, aunque exiliados interiores. Y no nos queda de otra que saborear “el duro pan del exilio”, aunque algunos en la pasada década lo tuvieron blando, dulce y dorado. Quizá, por eso, a su retorno pronto se integraron al sistema y ahora poseen ONGs, fundaciones, chances en el gobierno como asesores o funcionarios públicos, o bien en los paraísos terrenales: los organismos internacionales.

Pero no culpe a nuestro paísito, ya que El Salvador no es la excepción, sino que es parte de la regla mundial. Los males que aquí sufrimos, igual o peor, se sufren en Argentina, Chile, México, Europa, Asia, etc. El mundo dirá Galeano, “está patas arriba”; sin embargo, yo creo que somos nosotros, los exiliados interiores los que vemos las cosas al revés. La historia del mundo, de la humanidad, la real, la vivida, obviamente, ha sido la que ha estado al derecho; los que han vivido al revés, han sido los otros: Sócrates y Espartaco, Galileo y Daltón, Marx y Engels, El Che, Ellacuría y Romero, y todos aquellos que buscaron de una u otra manera, cambiar la sociedad y en ello se les fue la vida. Por eso, precisamente, es que ahora somos exiliados interiores. El sistema te absorbe o te exilia, cuando no te mata.

Pues si, como le iba diciendo, lo de ser un exiliado interior no es nada nuevo, lo descubrieron los españoles que se quedaron en España, luego del arribo del generalísimo al poder y lo canta Sabinas, en la canción a propósito del entierro de quien fue sepulturero mayor y a cuyo sepelio no asistió el Ku kus Klan pero mandó su adhesión. Y ahora España va bien, luego que de tanto añorar a Franco, encumbraron al poder a sus sucesores del PP, para los gitanos, marroquíes y los pobres, la cosa no ha cambiado, por eso es que los okupas siguen ocupando pisos y los etarras matando gente, aunque la cumbre iberoamericana, con Flores a la cabeza, los condene por terroristas, como si asesinar a 35,000 personas cada día por hambre no fuese una forma más cruel de terrorismo, y no sólo por la cantidad, sino porque no hay razón material para que ello ocurra. Aparte de que el hambre de los pobres es la riqueza de los ricos. ¿No le parece que exiliarse internamente es casi una necesidad biológica?

¿Cuál será el mundo al revés? ¿El de los exiliados interiores ó el de los ciudadanos votantes ó el de aquellos que les vale sombrilla todo este bolado y que igualmente no votan, aunque por razones diferentes? Cuantitativamente, éstos últimos son la mayoría, luego siguen los votantes irredentos y finalmente, nosotros, los que sin ser anarquistas -no se si por convicción o por incomprensión- somos anti-sistema y cargamos en nuestras mentes, o en nuestras cabecitas humeantes, -como dicen- la gran solución: la alternativa popular. Y el pueblo está tan, pero tan jodido, que ya no tiene siquiera tiempo para hacer algo diferente a la búsqueda diaria por los frijoles, las papas, la casha, el mate, la coca, la hierva, las piedras, el alcohol o la pega. Desde Alaska al Cabo de Hornos, desde Kanchatca hasta el estrecho de Gibraltar, en Asia, en Africa, en Oceanía o en Australia la cosa está igual de jodida. En todas partes alguien mira Internet y en todas partes muchos más ni siquiera saben que cosa es tal bolado. Globalizados los ricos que del globo los pobres no tienen ni siquiera donde caer muertos y mientras tanto en Madrid y Barcelona, se pelean por Figo y un chileno maldice a los socialistas de nuevo en el poder, aunque ahora domesticados, por haber quedado otra vez excluidos del mundial. En El Salvador ya no se sabe a quien culpar, por la desgracia de nuestro fútbol, quizá si probaran culpar a Arena, ciertamente, igual no se conseguiría ir a un mundial, pero al menos los ortodoxos se los agradecerían. Y aunque no es mucho, peor es nada.

La cochinada nos ha alcanzado a todos, inclusive a nosotros, los exiliados interiores, luego que el más nacionalista de los partidos políticos en el poder renunciara a tener moneda propia; ciertamente, aquello de Duarte cuando reconoció la real sumisión del país a los EU, al besar de hinojos la bandera de las barras y las estrellas, no es nada; o resulta una nimiedad que el mayor aceptara sin protestar la derrota electoral ante la truculencia de la CIA; o bien, parece poca cosa el que Cristiani firmara los acuerdos de paz, contra su maldita voluntad, cuando los gringos se lo ordenaron; o aquella declaración de Calderón Sol, respecto a Puerto Rico. Siempre hemos sabido, lo dependientes que son los paísistos de pipiripau como el nuestro, pero el querer sacarle ventaja a la dependencia, ya resulta el colmo del cinismo. Poco faltó para que el anuncio de la dolarización, lo hiciera Flores, el 15 de septiembre. O bien, argumentar que para evitar los sufrimientos de nuestros compatriotas que emigran a los EE UU y nos envían dólares, decidiéramos convertirnos formalmente en un Estado Libre Asociado.

Pero tampoco es para armar el gran relajo, el gran problema no es que circulen billetes verdes, que en vez de don Cristóbal veamos a personajes gringos, no es ninguna diferencia relevante, y que hayamos perdido la facultad de hacer política monetaria, -¿y cuándo hemos hecho?- no es para morirse. El gran problema es que somos un país capitalista subdesarrollado y dependiente. Y ahora, lo que está ocurriendo es que poco importa guardar las apariencias. Aunque siendo como somos, -bayuncos es la palabra más suave que se me ocurre- seguiremos haciendo desfiles militares el 15 de septiembre del otro año, y el otro y el otro. Como si los militares hubieran tenido algo que ver con la independencia política de España y como si tal hecho hubiera marcado el inicio de algo relevante, trascendente, importante para los pueblos centroamericanos.

Déjeme darle una razón más por la cual es necesario optar por el exilio interior. Esta tiene que ver con aquel viejo principio que nos enseñaba que las batallas que no se van a ganar es mejor no darlas. Nuestros trabajadores parece que nunca lo han escuchado, porque realizan heroicas jornadas de lucha, a veces huelgas interminables, para que al final todo se reduzca a que reinstalen a los trabajadores despedidos con motivo de la huelga. Cosa semejante, les ocurre a los diputados efemelenistas y les seguirá ocurriendo, mientras no definan con precisión sus objetivos de corto, mediano y largo plazo y actúen conforme a los mismos y no reaccionando a las coyunturas que genera el gobierno.

Si con toda esta información que le proporciono de manera gratuita, aproveche que gratis ya casi no es nada en el mundo, no se siente también un exiliado interior, no tendré más remedio que decirle que usted es un masoquista por vocación.

Pero bien, el ser un exiliado interior, no significa que no nos importe la realidad. Si resultamos exiliados es precisamente porque nos importa mucho. Nuestro exilio es una consecuencia de nuestra forma de ver, entender y querer que sea la realidad. No se trata de un auto-exilio, motivado por el miedo. Aquí hemos estado y seguiremos, mientras tengamos energías para seguir. El ser un exiliado interior no significa: pasividad, ni resignación, ni espera de que las cosas cambien. El exiliado auténtico reflexiona y llama a la reflexión, se informa e informa, complota contra la realidad que rechaza y busca, entre sus semejantes a otros que también quieran conspirar. Ciertamente, el complot y la conspiración, siempre serán consideradas delictivos, porque con ellas se busca transformar la realidad de quienes dominan y controlan la sociedad, de modo que no les tema a las palabrejas.

¿Y qué espacios tenemos los radicales auténticos para escapar de nuestro exilio interior? En la actualidad, existen algunos movimientos que a fuerza de ser consecuentes, están llegando a descubrir que muy poco se puede conseguir sin hacer estallar los estrechos marcos del sistema capitalista. Estos son los movimientos sociales: como los ecologistas, los campesinos con tierra o sin ella, sean indígenas o no, los movimientos de las obreras de la maquila, los habitantes de los tugurios, los obreros tradicionales, las feministas, etc. Los cuales, obviamente, no tienen porque ser excluyentes en su radicalidad.

Las mujeres podrán decir con justa razón a los hombres, luego que sus luchas han sido coptadas por el sistema, acompáñennos en nuestra lucha como nosotros los acompañamos en las de ustedes. Pero con una gran diferencia y ésta es que ahora, la liberación de las mujeres arrastra la liberación de los hombres. Vea usted, las mujeres pelearon por su incorporación al mercado laboral. ¿Y qué consiguieron? Pues que el sistema las incorporara a tiempo parcial, con menores prestaciones y en condiciones precarias de trabajo. Pero no sólo eso, sino que a costa de excluir a muchos hombres. Las consecuencias familiares de tal fenómeno, así como el de la flexibilización laboral, están aún en marcha pero lo que se puede observar ya, no resulta para nada agradable: desempleo masculino, rupturas familiares, alcoholismo y drogadicción, miseria, frustración, suicidios, etc.

Los ecologistas podrán plantear: si seguimos arrasando el planeta con tal de hacer dinero, nos quedaremos sin planeta y de nada servirá el dinero. Como el capitalismo no acepta otra racionalidad diferente a la de hacer dinero, quienes estamos por la vida no tenemos otra opción que salvar a los capitalistas y a quienes de ellos dependen, de su propia destrucción y para ello es preciso acabar con el capitalismo.

La luchas campesinas seguirán cobrando fuerza, y el movimiento de las obreras maquileras, una vez que sean disciplinadas por la fábrica y organizadas a fuerza de ser sobreexplotadas serán incontenibles, así como las de los obreros tradicionales despertados por la flexibilización laboral y los pobres y marginales arrastrados por las nuevas luchas, serán todos a una, la gran fuerza liberadoras de los nuevos tiempos.

Es claro que también caben los intelectuales y estudiantes consecuentes, los maestros y los empleados públicos que van quedando, si se ponen las pilas y entienden los signos de los nuevos tiempos.

Los que si parecen ir quedando excluidos son los políticos profesionales, los que han hecho de la política su modus vivendi o robandi.

Vea usted que sencillo resulta escaparse del exilio interior: luchar por la igualdad de los hombres y mujeres en un mundo con futuro. Ciertamente es lo opuesto a lo que tenemos, pero la humanidad sólo se plantea aquellos problemas a los que puede encontrarles solución. Algo así sostenía nuestro viejo maestro de economía política, para evitar equívocos, aclaro, me refiero a Marx.

¿Le sorprende? Usted pensó que la invitación al exilio interior era algo así como una invitación al existencialismo, al escapismo, al valeberguismo. No. Se equivocó. Pero deseábamos llevarlo al límite, a tocar fondo, para que desde allí, se incorporara con fuerza y con esperanzas en la naturaleza humana. Como le decíamos, si somos exiliados no es porque querramos refugiarnos en algo así como un más allá de la realidad. No, porque nos choca esta realidad social, es que no aceptamos convivir en paz con ella. De modo que ahora la onda está en los movimientos sociales y no en los partidos políticos electoreros, lo cual no significa que no se haga política.

La cosa está en ir construyendo desde la base misma formas alternativas de economía, de política, de cultura, de sociedad. El proceso es más largo, más sinuoso, pero si está claro el horizonte, cualquier esfuerzo puede ser bien orientado y por pequeño que sea brindará frutos sanos y carnosos.
[1] Mi desprecio por tal instrumento, proviene de las épocas del PCN en el poder, quien encargaba encuestas y luego, el Consejo Central de Elecciones, divulgaba unos resultados electorales ajustados a los datos de las mismas encuestas encargadas. Aquello era para morirse de risa si no hubiera sido uno de los factores que impulsaron a la guerrita, de quien nadie quiere ya acordarse.

Capítulo 2: La izquierda que la derecha quisiera


Introducción

La derecha estaría muy feliz con una izquierda complaciente, no cuestionadora, dócil, racional pero pro sistema, manejable, comprable, culta pero aburguesada, que aceptara sin protestar argumentos como esos de que se trata del “interés nacional”, una izquierda que renegara del socialismo y de la lucha de clases. Una izquierda convencida de que sistema democrático es sinónimo de sistema capitalista y que por ende los empresarios capitalistas son defensores de la democracia y que además es preciso respetarlos, honrarlos y adorarlos porque gracias a ellos es que los trabajadores tienen empleos.

En una sola palabra todo ello se puede expresar en una izquierda domesticada.

Ciertamente, con los acuerdos de paz, se inicia un proceso de domesticación de los otrora revolucionarios, me refiero a las cúpulas dirigenciales de las diferentes organizaciones que integraban el FMLN; sin embargo, algunos dirigentes del actual FMLN se resisten a ese proceso de domesticación que quisiera la derecha, particularmente la derecha arenera y sus instrumentos de dominación ideológica.

Y digo que la domesticación de la izquierda revolucionaria se inicia con los acuerdos de paz, porque es a partir de ese momento que la dirigencia del FMLN acepta actuar conforme a las reglas del sistema, lo cual lleva al Frente a transformarse de movimiento revolucionario en partido político dentro de la lógica y la legalidad electoral burguesa.

Se podrá argumentar que el hecho de participar en la vida política del país de manera legalizada, no implica renunciar a sus objetivos. Que el Frente como institución política nunca ha renunciado a su ideal socialista. Formalmente, no. ¿Pero actúa conforme a ese ideal socialista? ¿Qué de su programa de gobierno en las pasadas elecciones tenía un contenido socialista? ¿Cuáles de sus actividades cotidianas revisten un carácter socialista?

El problema del capitalismo, como sistema, es que no se reduce sólo a lo económico. El sistema capitalista integra un sistema político, ideológico, jurídico, social, cultural, etc. es una totalidad estructurada que todo lo subsume y en ese sentido es sumamente difícil escapar también a los vicios que le son propios. Así, por ejemplo, las prácticas individualistas, egoístas y miserables se hacen también presentes entre aquellos que pretenden no haber renunciado a sus ideales revolucionarios, pero que están dispuestos a darle zancadilla al compañero con tal de ser candidato a un cargo de elección popular.

Ciertamente, existe una inmensa diferencia entre quienes aun se mantienen como integrantes del Frente y los otros antiguos revolucionarios que han sido cooptados, -por ejemplo, algunos directores ejecutivos de ONGs- o los otros que han sido sencillamente comprados, ellos son los que aparecen en los diferentes medios de comunicación despotricando contra sus antiguos compañeros de lucha, trabajando para el gobierno o dando “charlas orientadoras” durante los períodos electorales.

Estos que abandonaron el Frente y que afortunadamente lo hicieron solos, porque las bases del Frente no han olvidado las razones de la lucha, ni sus ideales revolucionarios, son menos peligrosos para el Frente mismo, que aquellos que sin abandonar el Frente buscan ser aceptados socialmente por la derecha.

El Frente como proyecto político revolucionario me parece que se encuentra ubicado en la actualidad en la mayor encrucijada de su historia. Por una parte enfrenta los males de una dirigencia dogmática, formada parcialmente con las visiones del materialismo histórico y dialéctico generadas en la antigua URSS y por otra la de unos aspirantes a dirigentes que, tal parece, carecen de formación marxista.

Un partido político que se define como revolucionario y que aspira como ideal último a la transformación del capitalismo y al avance hacia el socialismo, difícilmente puede tener una praxis política consecuente si carece de una visión teórica del capitalismo que le permita comprender la realidad cotidiana y las acciones de los diferentes sujetos que actúan tanto en el ámbito público como privado. Pero no se trata de cualquier visión teórica, sino que obviamente, la marxista. Por otra parte, parece que esta carencia de formación teórica marxista es lo que conduce a las diferencias que de manera permanente se presentan entre sus cuadros con algún nivel de responsabilidad.

Pero como es una encrucijada, faltan los otros dos brazos de la cruz y estos son: por una parte recuperar el ideal y sus prácticas revolucionarias y por otra, ganar credibilidad sin sucumbir a la racionalidad de la derecha, a la cual lo único que le importa es terminar de domesticar al Frente y de no ser ello posible, desacreditarlo. En la actualidad, la derecha trabaja activamente y sin tregua en impedir que el Frente logre estas tareas, a sabiendas de que el fracaso del Frente les beneficia. Es una lástima que cuadros bien intencionados del frente, no se percaten de ello y se presten al juego sucio de sus enemigos de clase.

Esto último explicaría el porque los medios de comunicación le dan tanta cobertura a todo aquel que se manifieste en desacuerdo con la actual dirigencia. Y en esta práctica de la derecha no hay que confundirse, lo mismo harían mañana con los “reformistas”, si estos llegaran a tomar el control del partido, a menos, que actuaran domesticadamente y ya no representaran ningún riesgo político económico para los grandes empresarios.

Cuando, como en mi condición de no militante del Frente, se desconocen las interioridades del FMLN, es difícil alcanzar a discernir si las acusaciones que algunos de sus miembros realizan tienen o no fundamentos reales. No se sabe si la base de las diferencias responde a razones puramente electorales o si se trata de una cuestión mucho más de fondo; o bien, si se trata de diferencias de carácter puramente personal. A menudo, las diferencias entre las personas, cuando existe unidad en los objetivos, surgen en torno al cómo conseguir esos objetivos, pero ello no debería ser motivo como para que se repitieran las escisiones del pasado, las cuales si tuvieron su origen en diferencias entre los principios y objetivos revolucionarios, como se ha evidenciado posteriormente.

1. Reflexión desde el marxismo en torno a las posibles diferencias entre la gente de izquierda.

Veamos esta cuestión de manera ejemplificada, uno se puede definir como anticapitalista, lo cual no es poca cosa. Podemos suponer que los dirigentes y los cuadros medios del Frente lo son y que están claros en el por qué lo son. Pero no me refiero a razones de carácter ético, de sensibilidad humana, o ambientalistas. Las cuales son razones valederas y nada despreciables, pero ciertamente para los marxistas existen otras razones.

Una razón de carácter general es la siguiente: cualquier problema económico, social, político, jurídico, ideológico o ecológico, si se analiza bien y se va hasta la raíz del mismo, se encontrará siempre que a la base está el sistema capitalista y su racionalidad, esto es, la búsqueda de ganancias. De ello, se deriva todo un conjunto complejo de visiones, de conductas, de acciones que sería demasiado largo de citar, razón por la cual remito al lector a un escrito anterior.

Pero bien a pesar de coincidir en el estar en contra del sistema y a favor del socialismo, pueden surgir diferencias en cuanto a lo que entendemos por socialismo. Si por socialismo entendemos el que se intentó construir en la URSS, pues, sencillamente me parece, que eso no es a lo que aspiraría para nuestro país y ello, a pesar de que conocí lo mucho que habían avanzado los soviéticos en materia social, lo cual no es poca cosa. No obstante en aquellos años lejanos de mi juventud, ante la imposibilidad de proponer algo alternativo, siempre sostuve: Si, estoy a favor del socialismo porque resuelve los problemas de la pobreza, pero al día siguiente del triunfo de la revolución, yo me marcharía, porque siento que el régimen asfixia, y yo necesito para vivir también de libertad. Claro, tal actitud era fácilmente definida en aquel entonces y probablemente también ahora como una posición pequeño burguesa. Si embargo, a este momento, estoy convencido que era una postura profundamente marxista. Ya que Marx, quien no era muy dado a especular, planteaba su visión del socialismo en los siguientes términos:

Finalmente, imaginémonos, para variar, una asociación de hombres libres que trabajan con medios colectivos de producción y que desplieguen sus numerosas fuerzas individuales de trabajo, con plena conciencia de lo que hacen, como una gran fuerza de trabajo social. [1]

Esta es una de las pocas referencias que tiene Marx, sobre lo que podría ser el socialismo y es claro en ella, la importancia que le asigna Marx a la libertad. Ya que no sólo explícitamente hace referencia a una asociación de hombres libres, sino le añade que actúan con plena conciencia de lo que hacen y no se puede tener plena conciencia de lo que se hace, si no se es libre, si no se tiene libertad.

Ahora bien, no se piense que esta libertad tenga algo que ver con la libertad burguesa, propia de las democracias capitalistas. Una sociedad que manipula las conciencias, que desinforma, que distorsiona la realidad, que sesga las opiniones, ciertamente, no es una sociedad libre. La libertad condicionada que existe en USA o en El Salvador de hoy, no son diferentes, ambas responden a la necesidad de reproducir el sistema y sus aparatos de dominación y quien no reconozca o acepte el carácter condicional de su libertad, no sólo no tiene acceso a los medios de comunicación masiva, sino que si lo hiciera mediante cualquier medio de comunicación, por muy marginal que este fuera, será sancionado, ya que el régimen se encarga de tener censores de lo que se dice y se escribe en cualquier medio de comunicación. Estas son sociedades totalitarias disfrazadas de democracias.

De igual manera, tendríamos un serio desacuerdo si pensáramos, siguiendo la visión europeísta del marxismo y particularmente, la divulgada en los manuales soviéticos, que el sujeto revolucionario tiene que ser necesariamente el proletariado. Y si a partir de ello con una postura dogmática y mecánica dedujéramos que, siendo que en nuestro país no existe un proletariado masivo, procedería entonces realizar primero la revolución democrático burguesa, para generar así el proletariado, como un paso previo a revolución proletaria, tal como lo sostenían algunos partidos comunistas latinoamericanos en épocas pasadas.

No sé si exista actualmente alguien que siga sosteniendo tal tesis. Ejemplo claro de dogmatismo, ya que como la realidad no se ajustaba al dogma, había que transformar la realidad para ajustarla a la teoría. Algo similar ha ocurrido con el dogma neoliberal, se ha buscado ajustar la realidad a la doctrina. Cuando lo correcto es lo contrario. Las teorías en las ciencias sociales son un instrumento de conocimiento de la realidad, surgen de una realidad y dan cuenta de esa realidad. Puede ocurrir que las realidades coincidan y en consecuencia una teoría que surja para explicar una realidad particular sea aplicable a otra realidad. Tal sería, por ejemplo, la teoría del intercambio desigual de Prebisch que surge para explicar la realidad latinoamericana y sin embargo, es extensiva al tercer mundo.

Sin embargo suponiendo que existiera coincidencia en lo que se entiende por socialismo y sobre el sujeto histórico, a pesar de estas coincidencias se presentarían seguramente diferencias en cuanto al cómo avanzar hacia el socialismo: ¿Lucha armada o vía electoral?

En el pasado se pensó que la lucha armada era una opción, algunos pueblos habían tenido éxito con esta vía hacia la construcción del socialismo. Pero no sólo eso, sino que cuando los pueblos caen en la desesperación, la reacción instintiva es a la violencia. Violencia que de no ser correctamente canalizada, no se convierte en una violencia revolucionaria, en el sentido de dar paso a la construcción de una nueva sociedad, sino sencillamente a la destrucción de la misma. Como cualquiera de las dos afectaría a los burgueses, aunque de distinta manera, están dispuestos, no sin dolor y de mala gana, a abrir algunos espacios de praxis política controlada. La cual se presenta, para alguna izquierda, como la alternativa democrática para avanzar hacia el socialismo, luego de controlar el ejecutivo. Seguramente piensan que luego de una serie de cambios estructurales sucesivos se puede ir avanzando paulatinamente hacia la nueva sociedad.

Aunque existe otra izquierda, que sé autodenomina izquierda democrática, pero que de izquierda no tiene nada, es mucho más ingenua e ignorante y piensa que no es necesario acabar con el capitalismo para resolver los problemas de nuestra sociedad. Esta es la izquierda cosmetóloga que para tranquilizar su conciencia le basta con darle algunos retoques al sistema.


2. Una nueva visión acerca del sujeto y del cómo avanzar hacia una sociedad alternativa a la capitalista en el Tercer Mundo.

Debo reconocer que escribir este apartado es uno de los retos más difíciles a los que me he enfrentado en mi vida académica, esta dificultad está relacionada con el escepticismo que se tiene acerca de las potencialidades de la realidad socioeconómica, política y cultural, llamada economía solidaria, economía del trabajo o nueva economía popular, a cuyo estudio he dedicado la mayor parte de mis esfuerzos durante los últimos años, y al hecho de que resulta prácticamente inconcebible que alguien se atreva a cuestionar el carácter de sujeto del proletariado y el rol de vanguardia del partido. Sin embargo, el cuestionamiento viene más en línea de lo que se ha entendido por proletario, identificándolo con el obrero industrial, y no en el sentido marxista, en donde proletario es todo trabajador. Y en cuanto al partido, nos parece que aún tiene un papel importante que desempeñar, si abandona su visión vanguardista y acepta que la realidad ha cambiado y que han aparecido otros agente de cambio muy importantes como son: las comunidades organizadas, las cooperativas, el movimiento social, etc.

Pero ocurre que en nuestros países, la realidad está marchando por otros caminos y aunque por ahora no sean significativos cuantitativamente, si nos ofrecen una realidad cualitativamente diferente y muy esperanzadora para quienes miramos esos procesos, no tanto en su realidad sino que en sus potencialidades.

Existen actualmente en el mundo, pero principalmente en el submundo capitalista, aquel donde el sistema revela su verdadero rostro, como dijera hace muchos años Eduardo Galeano, los otros, los que no son pragmáticos, los que se resisten a creer que la utopía ha muerto, los que creen que otro mundo es posible, estos, los otros, son a los que llamamos constructores de sueños. Y son constructores de sueños, porque a diferencia de los antiguos utopistas que primero soñaban, estos han comenzado por hacer para después soñar, pero en su construir soñando, van soñando que es posible otro mundo construir. Están en Brasil desde hace ratos, han surgido con fuerza en la Argentina recientemente, en Chile los encontramos también, como en Bolivia, en Perú, Ecuador y en toda Centroamérica, solo para mencionar los más conocidos por nosotros.[2] Para una mejor compresión de este apartado sería recomendable leer el trabajo completo del cual extraigo la cita.

Antes de proceder al desarrollo teórico, quisiera citar el pensamiento de algunos integrantes de la comunidad Nueva Esperanza:

Recuerdo la cantidad de opiniones y propuestas... sobre el gran sueño de lo que queríamos ser, de nuestras vidas en la comunidad que íbamos a crear, una comunidad viva, dinámica, desarrollada, autogestionaria, solidaria, con salud, educación, viviendas dignas, proyectos productivos.... etc. En fin, ser una comunidad forjadora de nuevos valores para contribuir a la construcción de una sociedad nueva. Se valoraba que todo esto era posible lograrlo mediante el compromiso y el esfuerzo de cada uno, que no sería fácil, que en el camino nos encontraríamos con grandes desafíos pero que debíamos hacerlo para hacer realidad nuestros sueños.[3]

La cita anterior nos muestra lo que yo denomino el momento utópico, en el sentido de lo todavía no realizado, pero que ya tiene una existencia a nivel ideal y que plantea una serie de exigencias su posible concreción.

Al llegar nadie tenía nada, y ahora todo el mundo tiene sus pollitos, sus chanchitos, sus vaquitas. Y todo eso se debe a la organización y a la orientación que nos hemos dado. Porque es muy importante la orientación. Mire el asistencialismo jode, porque la gente se acostumbra a que se les dé y cuando la asistencia termina, se hunde todo. Pero aquí se supo orientar. Por ejemplo, el taller de costura es autónomo, se ha dejado libre a las mujeres que trabajan en él para que se organicen como quieran y van teniendo éxito, con lo cual van naciendo nuevos proyectos para mujeres. Otro ejemplo es la granja de pollos, otro proyecto que dirigen las mujeres y que pinta muy bien.... Yo estoy trabajando ahora en el proyecto de pesca y en el de odontología...[4]

Del momento utópico se pasa al de la implementación, a la realización de los sueños, donde se ven los resultados y se sigue soñando e implementando nuevos proyectos. Por eso, me gusta llamarles: constructores de sueños.

Nuestros proyectos son de tres tipos: los que pertenecen a la cooperativa: ganadería, agricultura, pesca y transporte y también la tienda, todo esto lo coordina la directiva de la cooperativa. Luego tenemos los proyectos sociales: la educación, la salud, la vivienda, el agua, todo lo que entra en el área social y esto lo lleva el comité comunal y luego están los proyectos independientes, porque no son de la cooperativa, ni de la comunidad pero que tienen el reto de aportar, el compromiso pues, de aportar al área comunal. Y en esto está el taller de costura, la granja de pollos, el comedor.[5]

En esta cita se observa el carácter integral que posee la estructura comunitaria, es claro que lo económico resulta relevante y que lo enfrentan de manera asociada y con propiedad colectiva y mediante el trabajo cooperado, pero no se descuida lo social, ni se deja a que cada cual lo resuelva de la manera que pueda, sino que la comunidad lo asume de manera social y comunitaria. Y a su vez, lo que denominan proyectos independientes, si bien benefician a sus integrantes, también deben de contribuir a la satisfacción de las necesidades comunales, la solidaridad está presente en toda la vida de la comunidad.

Estando aquí comprendo mejor lo que significa partir de cero. Porque los ricos son cada vez más ricos, y los pobres trabajan y trabajan y no pasan de lo mismo. Yo he llegado a llorar de tristeza cuando veo a la gente con la piel curtida de trabajo, de quemarse la piel con el sol, de trabajar. No me estoy refiriendo a la gente de Nueva Esperanza, sino a la gente que vive alrededor. Esta gente no pasa de su analfabetismo, de su desnutrición, por no decir hambre, no pasa de su ranchito de lámina, cartón y paja. Y, ¿por qué?, porque este sistema está organizado de tal manera para que el pobre sea cada vez más pobre. Y eso es un pecado para nosotros. [6]

Vea usted las reflexiones de una religiosa que ha acompañado a la comunidad de Nueva Esperanza. Creo que sobran los comentarios.

Volviendo a nuestra temática, comencemos, pues, por hablar del sujeto del cambio histórico. A este lo clasificamos en sujeto real y en sujeto potencial. Y como se observará sigue siendo el proletariado, si a éste lo entendemos como trabajadores. El sujeto real está constituido por todos aquellos que de forma organizada enfrentan sus problemas de pobreza y exclusión social y que avanzan hacia formas asociativas en los diferentes ámbitos de la actividad económica. Que practican nuevos valores como la unidad, la cooperación, la solidaridad, etc. Y que practican la democracia participativa, en su quehacer sociopolítico. Los sujetos potenciales, son los asalariados del sector capitalista de la economía, los empleados del sector público y el resto de trabajadores en el sector no capitalista de la economía, que no poseen las características previamente señaladas para el sujeto real, por ejemplo: los campesinos o integrantes del sector informal urbano.

Y decimos que son sujetos potenciales, porque pueden transformarse en sujetos reales dejando, por ejemplo, su condición de asalariados y avanzando hacia formas autogestionarias de la producción, lo cual genera formas de cooperación, de unidad, de solidaridad, de participación en el ámbito económico, lo cual al ser interiorizado se manifiesta en los diferentes ámbitos de la actividad humana. Sobre el particular las experiencias en la Argentina son muy aleccionadoras, como pequeñas muestras de la potencialidad sujetual de los obreros. O el caso de los integrantes del Movimientos de los Trabajadores sin Tierra en Brasil, que en los espacios económicos que los campesinos organizados han arrebatado al capital, están creando los gérmenes de una nueva sociedad.

La historia nos enseña que el capitalismo se manifiesta de manera marginal en las entrañas de la sociedad feudal europea y que en la medida que fue creciendo cuantitativamente, logra el suficiente poder económico para transformar la sociedad toda. Las células burguesas se desarrollan con anterioridad al asalto del poder político y no lo contrario. Por otra parte, Marx nos decía, en las entrañas de la sociedad vieja surgen los elementos de la sociedad nueva.

Por otra parte, existe un planteamiento marxista muy interesante en la Tercera tesis sobre Feuerbach:

La teoría materialista de que los hombres son productos de las circunstancias y de la educación, y de que, por lo tanto, los hombres modificados son productos de circunstancias distintas y de una educación distinta, olvida que son los hombres quienes modifican las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a la división de la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la sociedad (así, por ejemplo, en Robert Owen).
La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria. (Cursiva en original)[7]

Las diferentes actividades humanas no son actividades compartimentadas y en consecuencia, puedo suponer que existe una interacción entre las mismas. El carácter alienado y alienante del trabajo en el capitalismo, se manifiesta también en prácticas políticas alienadas, en una ideología pro sistema y en una formación cultural burguesa. Claro, todo ello es reforzado por los aparatos de dominación del sistema: los medios de comunicación, la educación, las religiones retardatarias. Así como la misma actividad social que presiona hacia prácticas consumistas y al tener cosas como forma de realización personal. La mayor preocupación del régimen es que las personas puedan llegar a pensar por su propia cuenta, que se dejen afectar por la realidad y que lean o escuchen opiniones diferentes a la “verdad oficializada”.

Por tal razón es que el último párrafo de la anterior cita de Marx, fue para mi un verdadero quebradero de cabeza y vea si no, ¿cuándo ocurre la praxis revolucionaria que posibilita la coincidencia de la modificación de las circunstancias y la actividad humana? ¿Ocurrirá en un proceso revolucionario, como la lucha armada que conocimos en el país que llevó a modificar las circunstancias y la actividad humana? ¿O bien ocurrirá en el proceso de construcción del socialismo en una determinada sociedad? La historia no me ha permitido obtener una respuesta absoluta, aunque si respuestas parciales y una hipótesis, que me parece bastante plausible, a partir de algunas prácticas en la economía solidaria que se vive en muchas comunidades organizadas.

Intentemos explicarnos. Durante los años de la guerra, tanto los combatientes como las familias desplazadas, debido a una serie de circunstancias propias de la guerra, se vieron forzados a modificar una serie de actitudes, de visiones y de conductas tradicionales y fueron descubriendo lo mejor de sí mismos. Como la disposición a entregar la vida por un ideal, el soñar con una nueva patria libre y liberada, el sacrificio diario, la unidad, la cooperación, la solidaridad, etc. Ciertamente, no creemos que lo anterior sea una verdad absoluta y generalizable. Hubo otros que descubrieron lo peor del ser humano. Pero bien, en muchas comunidades organizadas, e integradas por desmovilizados y por familias desplazadas, he encontrados a esas personas transformadas, a esas personas que practican nuevos valores. Pero he allí lo interesante: al buscar enfrentar sus problemas de pobreza y exclusión social de manera organizada, están cambiando sus circunstancias y se están modificando a sí mismos.

Las diferentes actividades económicas que realizan, no se han socializado en su totalidad, ya que existe aún trabajo individual o familiar. Sin embargo, no es menos cierto que a medida que se avanza en la organización se va accediendo a formas colectivas de propiedad y a formas asociativas en diferentes ámbitos de lo económico, tales como en la comercialización, en las finanzas, en los servicios, etc. Donde se practican los valores de unidad, solidaridad y cooperación, etc. No sólo se han liberado de la explotación capitalista, sino que han logrado que su trabajo vaya dejando de ser un trabajo alienado y alienante, en la medida que se participa en la planeación, en la proyección y en la toma de decisiones. Pero esos valores y esa nueva actitud participativa y deliberante, también se hace presente en el ámbito político, en lo social, en lo cultural.

Elemento clave en todo este proceso es la organización, ya que ella posibilita socializar experiencias, problemas y sueños individuales. Las personas van descubriendo que sus problemas no son exclusivos de ellos, sino comunes a los otros. Pero lo más importante: las personas van tomando conciencia de que no tienen la culpa de estos problemas. Quizá en un primer momento responsabilicen a los gobiernos, al modelo, a la dependencia, pero en ese proceso terminarán por descubrir que la causa última radica en el sistema capitalista y a partir de esto estarán en capacidad de valorar de mejor manera sus esfuerzos por lo que están construyendo.

Y cuando comparten sus sueños, descubren también que otros tienen sueños semejantes y que el soñar con otro mundo mejor, no es cosa de ingenuos, de ignorantes o de locos. Entonces, ya se está en camino de hacer realidad esos sueños.

Pero igual se socializan experiencias empíricas y conocimientos teóricos, lo cual contribuye a potenciar sus actividades y a evitar errores ya cometidos. Entre las comunidades organizadas se va generando un conocimiento colectivo muy rico, el cual se comparte de manera generosa, entre si y con las nuevas generaciones.

La organización tiene como base a la comunidad, la cual da paso a la asociación de comunidades en un territorio próximo, para luego pasar a la asociación de asociaciones en territorios más distantes y podría seguir avanzando hacia espacios mayores tanto a nivel nacional como internacional. Pero a su vez esta organización está atravesada por otro tipo de organizaciones, tales son, por ejemplo, la de mujeres, de jóvenes, de educadores, de lisiados, de productores, etc.

Esas nuevas prácticas que tienen las comunidades organizadas en lo económico y en lo social, también se manifiestan en nuevas prácticas políticas. Donde lo novedoso viene a ser la inversión de roles entre el partido y las organizaciones, a partir de la cual se transforma la práctica política tradicional en la que es el partido el que instrumentaliza a las organizaciones, y las pone en función de sus intereses electorales, de sus proyectos políticos o de sus luchas.

La organización comunitaria no conduce a la despolitización, como pudiera pensarse en razón de que en ciertas ocasiones rechazan la presencia del partido en sus luchas reivindicativas, es todo lo contrario. El avance en su nivel de politización les ha llevado a comprender y a diferenciar cuando sus luchas deben de darlas solos, cuando requieren del acompañamiento del partido y cuando se requiere del partido para conseguir determinado objetivo. Esta es la inversión a que me refiero, por eso es que cuando se trata de conseguir el poder municipal se usa el canal del partido para llevar a sus candidatos. Pero esos candidatos, luego gobernantes municipales, son representantes de las comunidades y aunque, pueden ser también miembros del partido, su compromiso y responsabilidad real es con las comunidades, aunque formalmente respondan al partido.

Lo anterior viene a modificar la labor administrativa municipal, en tanto que el consejo municipal continua con las prácticas propias de las comunidades organizadas, donde se vive la democracia participativa y se priorizan los problemas a enfrentar mediante asambleas generales con participación de la gente. Los cabildos abiertos dejan de ser una cuestión meramente formal y pasan a ser prácticas democráticas auténticas. Además de que los integrantes de los consejos municipales no sólo conocen de los problemas más urgentes a resolver, sino que los viven.

Bien, para los fines de este ensayo me parece que lo dicho es suficiente, no obstante para quien desee seguir conociendo sobre el particular y descubrir más argumentos a favor de mi tesis, al final de este trabajo está una lista de diferentes materiales que se pueden leer. Por ahora prefiero llegar al punto que me ha impulsado a escribir este ensayo y es el siguiente:

Para la izquierda revolucionaria la prioridad política no es ganar la presidencia de la república, ni siquiera las diputaciones aunque son necesarias, sino los consejos municipales, ya que los cimientos de la nueva sociedad es necesario y posible construirlos en la base misma de la sociedad.

Sé que para muchos esto puede resultar descabellado, sobre todo cuando miran la posibilidad de ganar la presidencia a la vuelta de la esquina. Y es por eso que dicen de no haber sido por el candidato, de no haber sido por las técnicas, por los métodos, por las armas obsoletas, por la propaganda sucia, etc. Ya estaríamos sirviéndole a la gente... En el pasado así se veía también el triunfo de la revolución: a la vuelta de la esquina. Aprendamos de la historia.

Hay verdades que son conocidas y sin embargo, en la práctica se ignoran. Es sabido que las revoluciones, los cambios radicales de la sociedad, no se realizan por decreto. Que no basta con poseer el poder formal, si no se cuenta con poder real y el poder real radica en lo económico. Dado el poder económico con que cuentan los grupos familiares empresariales en el país, un gobierno de izquierda en el remoto supuesto que accediera al ejecutivo en el corto plazo, sólo sería viable con una izquierda domesticada, que respondiera a los intereses de la gran burguesía y de las transnacionales. No es muy lejano el ejemplo histórico de Duarte, quien a pesar de contar con el apoyo de la fuerza armada y del imperialismo no pudo gobernar y en consecuencia consolidar las reformas estructurales que había sido posible decretar en el marco de la guerra y con objetivos más contrainsurgentes, que sociales. La resistencia de los grupos familiares empresariales en el país, debido a la concentración y centralización del capital, les facilita el ponerse de acuerdo y resolver sus propias contradicciones. No existen fracciones poderosas de la burguesía que sean distintas y que tengan intereses diferentes, los cuales generarían contradicciones que podrían ser utilizadas por la izquierda. Es más, los pequeños y medianos empresarios, cuando ven peligrar el sistema, se agrupan con los grandes en un solo bloque como las vacas en la Argentina ante la amenaza de una fiera. Este fue el origen de ARENA.

No reconocer estas realidades revelan un desconocimiento de lo que es el capitalismo o pecar de un excesivo voluntarismo. Para cambiar la realidad es preciso conocerla y conocerla en su esencia y no tan sólo en su apariencia.

Supongo que para la izquierda revolucionaria no partidaria puede resultar mucho más fácil aceptar un planteamiento como el que realizo; en cambio para la partidaria la cuestión se presentaría mucho más difícil de aceptar, en razón de su heterogeneidad de intereses, de aspiraciones, de proyectos, de visiones, etc. Y sin embargo creo que existe en la base social del FMLN, quienes no sólo podrían estar de acuerdo con mi planteamiento en términos teóricos, sino que además están dedicados a construir esa sociedad alternativa. Y tal suposición es precisamente lo que me ha animado a escribir este ensayo, reuniendo una serie de elementos que he expresado verbalmente, de manera desarticulada desde hace ya bastante tiempo. No se trata, pues, de una reacción ante la pérdida del FMLN y a un intento de contrarrestar la desesperanza que se generó entre muchas personas de izquierda.

Sé que aceptar un cambio en las prioridades políticas y en el rol del partido, tiene implicaciones muy grandes, sobre todo después de haber orientado la actividad partidaria a la lucha electoral, la cual ha demandado cantidad de recursos humanos y materiales, los cuales, siendo honestos, debemos de reconocer que ha sido un absoluto despilfarro, porque en nada se ha beneficiado a la gente. Al menos esto es así, en lo que a las campañas presidenciales se refiere. Prácticas muy propias del capitalismo, ¿debe seguirlas imitando la izquierda revolucionaria? ¿O se deben de buscar formas alternativas? ¿Qué hacer?

Son muchas las actividades que tendrían que realizarse, algunas hasta escapen seguramente a mi imaginación o a mis conocimientos, pero podemos mencionar algunas. En primer lugar, propiciar o generar organización a nivel de la base, esto es, entre quienes definíamos como sujetos potenciales. Y como estos sujetos potenciales son diferentes, los objetivos o los móviles de la organización tienen que ser también diferentes.

Los motivos de la organización en la maquila, por ejemplo, son muy diferentes a los de los trabajadores del sector informal urbano, como estos a su vez no coinciden con los de los campesinos o los de los empleados públicos. Pero todos tienen que tener como horizonte la construcción de una sociedad alternativa a la capitalista y en ese sentido deben de irse dando algunos pasos en esa línea.

La organización de los trabajadores en las maquilas, o de manera general en las empresas capitalistas, debe de orientarse en lo inmediato a las actividades reivindicativas, pero sin dejar de lado la posibilidad de transformar esas empresas capitalistas en empresas autogestionadas por los trabajadores. Los maquileros son muy dados a cerrar empresas y a dejar en la calle a los trabajadores, es entonces necesario que los trabajadores se vayan preparando para tomarse la empresa y convertirla en una empresa autogestionaria que podría seguir maquilando productos. O de manera general, cuando se presentara una crisis como la ocurrida en la Argentina, que condujo al cierre de muchas empresas, las cuales fueron tomadas de manera espontánea por los trabajadores y las echaron a andar mediante una labor autogestionaria. Lo cual viene a evidenciar que los trabajadores no necesitan de los patronos para poder producir.

Es preciso apoyar la reactivación de las cooperativas de la reforma agraria o transformarlas en comunidades rurales organizadas, como ha ocurrido en algunas regiones del país. Lo importante es que se constituyan en un auténtico poder económico y político.

Continuar y profundizar la organización de las comunidades rurales e ir conformando asociaciones de comunidades, a fin de gestionar proyectos económicos y sociales de mayor cobertura. Para mejor comprender lo anterior es preciso establecer algunos de ejemplos de cómo funciona la economía solidaria. Cuando se ha logrado avanzar hacia la creación de una asociación de comunidades es posible constituir asociaciones de productores, ya sea de hortalizas, de leche, de granos básicos, de caña de azúcar, de frutales, de calzado, de ropa, de muebles, de pan, etc. También aparece la necesidad de constituir asociaciones para la comercialización de los productos, para abastecer de insumos a los productores, para prestarles servicios, para captar y canalizar recursos financieros, etc.

Sabido es que el mayor problema que enfrentan los trabajadores del área rural es el desempleo, en consecuencia lo que se requiere es promover proyectos económicos sostenibles, que generen empleo e ingresos. Pero es preciso avanzar de los microproyectos a los macroproyectos, a fin de que se conviertan en actividades rentables y no de mera sobre vivencia. Y ello es posible, cuando se avanza de la asociación comunitaria, a la asociación de comunidades.

Promover la articulación económica entre las comunidades organizadas y de éstas con las cooperativas de la reforma agraria. Las relaciones intracomunitarias e intercomunitarias podrían comenzar a prescindir del dinero en efectivo en sus transacciones comerciales, y solamente utilizarlo como unidad de cuenta, de la misma manera en que se utiliza el colón, como dinero virtual para establecer el precio de los artículos. A esta actividad comercial sin usar el dinero en efectivo se le denomina en la actualidad trueque, aunque al interior de las asociaciones comunitarias podrían usar algún tipo de moneda creada por ellos y de circulación limitada en la zona. Esto tendría numerosas ventajas, entre las cuales cabe mencionar las siguientes: se induciría a la compra de los productos producidos por los mismos productores asociados, se generaría cierto grado de desconexión de los circuitos del capital, con la cual se disminuiría la expoliación, se avanzaría hacia la eliminación del fetichismo mercantil y todas sus implicaciones, se avanzaría hacia el comercio justo, etc. Pero como no se espera la autarquía, las ventas al sector capitalista de la economía, posibilitarían las compras de lo que necesiten para su funcionamiento las comunidades.

De igual manera resulta de suma trascendencia profundizar la organización de los sectores informales urbanos. Este es un sector que padece de la expoliación del capital como un todo, pero que a menudo tiende a asimilarse al sector empresarial capitalista, por razones puramente ideológicas y de conveniencia política, pero que no reciben ningún auxilio, ni apoyo real del gobierno.

Promover la articulación económica entre los informales urbanos organizados y los trabajadores rurales organizados, ya sean de cooperativas o de comunidades. Un ejemplo interesante es la de la red COMAL en Honduras, acá también se podrían crear redes comerciales entre productores, comercializadores y consumidores.

En todo este proceso juegan un rural importante los consejos municipales, como promotores, organizadores y facilitadores de la nueva estrategia. Pero para hacerlo es preciso que avancen desde los diferentes enfoques de desarrollo local, a la visión mucho más progresista de economía solidaria. Si realmente deseamos construir una sociedad alternativa a la capitalista, tenemos que comenzar a hacerlo desde la base misma de la sociedad, en las comunidades, en las cooperativas, en las asociaciones, etc. que se desarrollan, que tienen vida en lo local y donde los consejos municipales pueden jugar un importante papel. Por ello es que la prioridad del Frente debe de estar en las alcaldías.

Claro, que ello implicaría un cambio radical en la composición, en la orientación y en el trabajo de los consejos municipales.

De igual manera, los cuadros políticos del frente deben de promover la creación de ADESCOS y de ya existir las mismas, procurar reorientar su trabajo, hacia el enfoque de la economía solidaria.

Un papel de máxima trascendencia en este proceso le corresponde a las ONG. Sé que las hay de diferente tipo, desde las que buscan perdurarle la vida al sistema, hasta las que creen que otro mundo es posible y que han venido trabajando, sin desmayar, por hacerlo realidad. Necesario es que socialicen sus experiencias, tanto las positivas como las negativas.

3. La necesidad del análisis marxista para la izquierda revolucionaria

El viejo Lenin decía sin teoría no hay movimiento revolucionario y Nestor Kohan le añade, como sin práctica ni proyecto político difícilmente haya producción teórica.

El capitalismo es un sistema que todo lo fetichiza, que encubre su realidad esencial y es por ello, que resulta tan fácil caer en sus redes y quedar atrapado en el ámbito de la apariencia real. Veamos un ejemplo rápido y obvio. El fenómeno de la explotación en el régimen feudal era evidente, los siervos sabían perfectamente que eran explotados, porque veían la cantidad de su producto que tenían que entregarle al señor feudal o los días que tenían que trabajar para su señor sin recibir nada a cambio, no había lugar a dudas que el señor se apropiaba de algo que a ellos les pertenecía. Ya no digamos, los esclavos. Sin embargo, en el capitalismo la explotación se encubre, al presentar el salario como el precio del trabajo, no hay modo de ver la explotación; y sin embargo, si no existiera explotación no se podría entender porque unos cuantos capitalistas atesoran grandes fortunas, mientras que los trabajadores que son quienes crean la riqueza sufren de la pauperización absoluta y relativa.

La cosa se complica aún más en países como el nuestro, donde gran parte de los trabajadores no son asalariados y no se ve, de qué manera ellos contribuyen también a ampliar la fortuna de los capitalistas y se les busca asimilar a la clase empresarial, en tanto pareciera que las diferencias entre un cuenta propia, una microempresa y una gran empresa sólo son cuantitativas, unos son chicos, otros son medios y otros grandes. Pero no existe ninguna diferencia cualitativa, cuando la realidad esencial es que los primeros no son capitalistas y que sufren la expoliación de los capitalistas, tanto como los obreros sufren de la explotación. Los fenómenos son diferentes y se requiere de la teoría para poder comprenderlos.[8]

El conocimiento de la realidad en una sociedad capitalista, en la cual la realidad se encubre, se disfraza, es de suma importancia para cualquier intelectual que se precie de serlo, pero es imprescindible para la izquierda, que se dice revolucionaria. En razón de que recientemente se discutía en nuestro medio la creación de un tal FOSALUD, permítaseme utilizarlo como ejemplo de utilización del método marxista de análisis, lo cual evidenciará a su vez la carencia de formación teórica marxista de, al menos, la bancada del FMLN en la asamblea.

Primer paso: Cómo se presenta el hecho o fenómeno a nivel de la apariencia real, esto es, de manera fetichizada. Impuesto a los cigarros y bebidas alcohólicas, etc. Que los viciosos paguen de manera solidaria los servicios de salud de los pobres. Parece muy justo, muy racional y muy atinado el Presidente de la República que retomó una propuesta del FMLN.

Segundo paso: Cómo se presenta el hecho o fenómeno a nivel de la realidad esencial, esto es, desmitificada: No hay tal impuesto a los cigarros, etc. Si no a los usuarios, a quienes de víctimas se busca convertir en victimarios. Sabido es ya que las adicciones no son un problema ético o moral, sino enfermedades que tienen múltiples causas.

Tercer paso: Relación entre el nivel aparencial y el nivel esencial. Quienes deberían de pagar el impuesto, obviamente, son quienes se apropian de grandes beneficios a causa de la adicción que propician y fomentan mediante la publicidad, esto es, las empresas que producen y comercializan los productos adictivos, así como las empresas que lucran con la publicidad de tales artículos.[9]

Pero claro, el señor presidente siendo consecuente con los intereses que representa y los suyos propios, nos dijo en campaña que no habría más impuestos, pero lo que no nos dijo era, que para los empresarios no habría más impuestos. Y el FMLN, parece que estaba de acuerdo, al menos, en lo que al FOSALUD se refiere.

Ahora bien, no basta con tener un buen método de análisis, es preciso contar con una teoría que permita desmitificar la realidad aparencial del capitalismo y en tal tarea, El Capital de Carlos Marx, sigue siendo insustituible y no porque lo dijo Marx, sino porque coincidimos con sus planteamientos y cuando encontramos una realidad no explicada por su teoría, buscamos la forma de teorizar sobre la misma, a fin de conocerla. El capital, ciertamente no es La Biblia, pero es que nosotros tampoco somos creyentes, sino intelectuales marxistas.

4. La izquierda que el pueblo necesita.

El pueblo salvadoreño, las mayorías populares, todos aquellos que han sufrido la explotación y la expoliación del capital, todos aquellos que han sufrido de la impunidad y la soberbia de los ricos, todos aquellos que arriesgaron su vida por un futuro mejor, todos los que vivimos la libertad condicional del régimen burgués, todos los jóvenes víctimas de este sistema opresor y excluyente, las madres de los desaparecidos, etc. Necesitamos una izquierda revolucionaria, analítica, crítica, coherente, utópica, consecuente, orientadora, militante, pensante, anticapitalista y marxista. Y que recupere la mística revolucionaria.

Es preciso recuperar el orgullo de ser marxista y no andar pidiendo disculpas por serlo, los marxistas luchamos por desenmascarar el régimen burgués, por acabar con el sistema capitalista, para hacer realidad la justicia, la solidaridad, la cooperación, la igualdad de género, la preservación de toda forma de vida y en consecuencia, preservar la naturaleza. Quienes deben de sentirse avergonzados son aquellos editorialistas de los medios de comunicación de la burguesía, los intelectuales orgánicos del capital, los funcionarios públicos, los pastores retardatarios, etc. Todos los que buscan encubrir la realidad del sistema, los que justifican a los empresarios capitalistas, los que le sirven de ideólogos a la burguesía, los políticos corruptos, los intelectuales pancistas. Ellos son los que debían de sentirse avergonzados de ser lo que son: cómplices del mantenimiento del status quo.

En esta democracia de opereta la mayoría de políticos y de los medios de comunicación, han pasado a realizar el papel, que con otros medios, realizaron en el pasado los militares: el de preservar el sistema. Y es que las razones, las causas de la lucha no han variado en nada, por eso es que para la izquierda revolucionaria se torna una necesidad el aprovechar la ausencia de represión física, desenmascarando la realidad, formando cuadros revolucionarios, haciéndole evidente a la población la identidad que existe entre: ANEP, el Ejecutivo y FUSADES. Se presentan como tres instituciones diferentes, pero tienen idéntica alma, por sus venas corre la misma sangre, la del capital. Y aunque tienen funciones diferentes, responden a los mismos intereses: los del capital

Por eso que no basta con criticar al gobierno, es necesario hacerlo con ANEP y FUSADES. Desenmascarar sus formulaciones y planteamientos y no dejarse deslumbrar por sus “doctas” posturas, poco importa que provengan de intelectuales pancistas criollos, o de extranjeros. No tienen razón, ni justicia, porque responden a los intereses del capital y lo bueno para el capital o los capitalistas, nunca será bueno para la población explotada o expoliada. No hay que dejarse “dar atol con el dedo”, con la falacia del interés nacional, detrás del interés nacional siempre está más de un burgués agazapado.

La consecuencia entre la visión revolucionaria y su ideal socialista complican al Frente cuando aspira a la presidencia de la república, ya que entonces, particularmente, entonces, se dibuja como un partido político burgués mas, aunque con cierto tinte progresista. Y tal falta de consecuencia confunde a la población, ya que cuando con su programa de gobierno busca ser complaciente con la burguesía y ser aceptado por la misma, el pueblo no encuentra por donde vendrá la solución a sus problemas. Por otra parte, la burguesía para que quiere que gobierne el Frente, si para eso tiene su partido.

El Frente tiene que realizar una labor de orientación permanente, partiendo de una visión radical de la realidad. Es necesario repetir una y otra vez que la causa última de los problemas radica en el sistema capitalista y esto es preciso evidenciarlo. En consecuencia se necesita de la formación teórica y del aporte de los intelectuales. Esa tontera de despreciar a los intelectuales revolucionarios, ya es tiempo de que se termine. No basta con ser buenos, e inclusive, excelentes políticos.

Los espacios que existen en los medios de comunicación deben de ser utilizados lo más intensamente posible, pero no con declaraciones públicas, donde la agenda la determinan los empresarios de la comunicación, sino con artículos, con programas de radio y televisión, donde se vincule la realidad nacional y el sistema capitalista y la explicación científica de porqué la realidad es como es, estableciendo vínculos entre el poder económico y la misma, entre el gobierno y la misma, entre los aparatos ideológicos de la burguesía y la misma, esta es una forma de ir generando conciencia revolucionaria. ¿Por qué los diputados del Frente no escriben?

Algo que el Frente parece haber olvidado es la mística revolucionaria y quizá es por ello que la juventud, que los universitarios, ya no tengan un rol destacado en la actualidad. En los años 70s los jóvenes universitarios iban al campo a informar y formar a la población rural, se vinculaban con los sindicatos, etc.

En la actualidad en las comunidades organizadas existen maravillosas condiciones para sensibilizar a la juventud y para que sean solidarios. Las comunidades necesitan del aporte de los jóvenes universitarios y éstos de las comunidades para encontrarle sentido a la vida, para darse cuenta que la utopía no ha muerto, que ahí se está construyendo las bases de la sociedad del futuro.

Cuando los jóvenes universitarios visitan las comunidades, se avergüenzan de sus hábitos consumistas al constatar las carencias de la población rural, les molesta su individualismo al comprobar la cooperación y la solidaridad entre los pobres, además descubren el verdadero rostro del sistema capitalista y se desengañan de la retórica de los gobiernos burgueses.

5. Reflexión final

La práctica electoral está desnaturalizando al Frente, el tareísmo electorero les consume todos sus recursos materiales y humanos, el aburguesamiento de algunos de sus funcionarios está conduciendo al Frente a dejar de ser, el partido de la revolución salvadoreña.

En América Latina, la izquierda revolucionaria está percatándose de los cambios en la realidad y están volviendo sus ojos a las raíces de su ideología revolucionaria. Marx está cobrando de nuevo vida, presencia y actualidad, muy a pesar del discurso de quienes ya lo hacían muerto y sepultado.

Ojalá que este esfuerzo teórico de mi parte, sirva al menos, como un llamado de atención para aquellos que nunca han renunciado a su ideal revolucionario.

Bibliografía

Montoya, Aquiles,
· La nueva economía popular, una aproximación teórica, UCA Editores, 1993.
· La nueva economía popular, una aproximación empírica, UCA Editores, 1994.
· Informalidad urbana y nueva economía popular, UCA Editores, 1995.
Núñez, Orlando
· La economía popular, asociativa y autogestionaria, Edit. CIPRES, 1995.

Escobar, B y Zepeda C.
· La economía Solidaria como alternativa para El Salvador, tesis para optar al grado de licenciados en economía, UCA, 2003.

Razeto, Luis,
· Economía Popular de Solidaridad, Programa de Economía del Trabajo, Santiago, 1990.
[1] Karl Marx, El Capital, t.I, p. 43, Edit. FCE. México, 1972
[2] Aquiles Montoya, Constructores de sueños, revista ECA, julio-agosto, 2003
[3] Maribel Barba y Concha Martínez, De la memoria nace la esperanza, Barcelona España, 1996. Pag. 95. Se trata de un libro testimonial, compilado y sistematizado por las autoras.
[4] Ibid, pag. 140
[5] Ibid, p. 150
[6] Ibid. P. 178
[7] Citado Néstor Kohan, en apéndice de su libro Marx en su (Tercer) Mundo, La Habana, 2003.
[8] Para una explicación amplia de lo anterior, leer los capítulos 7 y 8 de mi libro Economía Critica.

[9] Para una mejor comprensión de lo anterior, véase el apartado “Valor, magia y fetiche en el reino posmoderno”, del libro de Néstor Kohan, citado con anterioridad.

Capítulo 3: Para ser humanos necesitamos ser libres. [1]


Introducción

El ser humano es el único ser vivo que por su naturaleza puede ser libre, la libertad es parte de su esencialidad, como la sociabilidad y el trabajo, mediante el cual transforma a la naturaleza y se transforma a si mismo. El trabajo es una necesidad interna al ser humano y es que el trabajo como actividad libre y consciente, es una forma de realización humana.

Desafortunadamente en el capitalismo, no sólo estamos acabando con la naturaleza, sino que impedimos la plena realización humana. En vez de ser seres creadores, conscientes y libres, nos hemos transformado en depredadores de toda forma de vida, por tal razón es que se ha afirmado que con el capitalismo acaba la prehistoria humana; sin embargo, si no transformamos esta forma histórica de sociedad, corremos el peligro de no tener historia, porque ya no habría seres humanos. Así de grave es la realidad de nuestro tiempo.

1. Los mitos de la libertad en el capitalismo

Ciertamente en materia de libertad, el capitalismo representa un avance en relación al feudalismo y al esclavismo. Pero de ello no se sigue, como se suele sostener, que vivimos en plena libertad. La libertad plena supone la plena realización de la condición humana y para conseguirlo falta mucho camino por recorrer.

En materia de libertad el capitalismo presenta tantas deficiencias que hasta resulta asombroso como sus apologistas presuman tanto de algo que no es real, que no existe, o peor aún, que se haya cometido tantos crímenes en su nombre.

En materia económica se nos habla de la libertad de elegir. Lo bueno del mercado, se nos dice, es que nos brinda la oportunidad de elegir aquellas mercancías que queramos. Pero este postulado presupone que todos satisfacemos la condición que exigen las mercancías para ser adquiridas, esto es, que contemos con los medios monetarios necesarios y suficientes para pagarlas. Si esto no es así, la libertad de elegir no se puede realizar, se queda en una mera posibilidad. Y además nos empieza a revelar cómo es que funciona el capitalismo y sus libertades. Quien tiene más dinero tiene más libertad de elegir y quien no tiene dinero no tiene ninguna libertad de elegir. De manera que la libertad en el capitalismo no es para todos y a su vez admite grados de libertad: ninguna, alguna, poca o mucha libertad. Si nos atuviéramos solamente a la libertad de elegir en el mercado, podríamos sostener que el capitalismo es el reino de la libertad, pero de los ricos.

Además de lo antes dicho es necesario agregar que la presunta libertad de elegir no considera las manipulaciones de la conciencia que se efectúan mediante las marcas, las promociones y la publicidad. Cuando el consumidor se enfrenta a las mercancías, ya no lo hace buscando satisfacer una necesidad. Ya no quiere un par de zapatos, o una camisa, o un reloj, sino que quiere una determinada marca, aquella por la que sido seducido gracias a la publicidad e inducido a comprar. ¿Dónde está entonces la libertad de elegir?

Habría libertad de elegir los productos del trabajo, si éstos no revistieran la forma de mercancías, si fuesen tan sólo lo que en realidad son: objetos útiles, capaces de satisfacer necesidades. Y todos los seres humanos tuviéramos acceso a esos productos conforme a nuestras necesidades y no según nuestras capacidades monetarias. Pero esto no existe en el capitalismo.

La libertad de elegir está asociada a la libertad de ofrecer, a la libertad de competir, a eso que le llaman: libre competencia en el mercado. Tal libertad de competir no deja de ser ilusoria, en tanto que para hacerlo, también es preciso satisfacer ciertas condiciones, que se fundamentan en la capacidad económica de la empresa, cuales serían el volumen de la producción y la productividad, la red de circulación, las campañas publicitarias, las marcas, etc. ¿Qué capacidad de competir tendrán los MIPYMES frente a las empresas transnacionales? Es obvio que ninguna.

Se dirá que no se ha entendido el postulado de la libre competencia, existe libertad de competir y por ello es que las reglas son iguales para todos. Pero esto nos lleva, al punto en el cual, se nos evidencia que la libre competencia es puramente formal, en tanto, supone que son iguales quienes realmente son desiguales. Lo cual nos pone de manifiesto, que las reglas están hechas desde y para los que cuentan con el poder económico. Y que la libertad de competir es para algunos empresarios, pero no para todos los empresarios.

Sería una total irracionalidad poner a competir un hombre común y corriente con el campeón mundial de boxeo; sin embargo, igual de irracional es poner a competir a las MIPYMES con las empresas transnacionales, no obstante ello se hace. Y no sólo se hace sino que se nos busca convencer que ello es beneficioso para nuestro país. ¿O acaso no se acude al argumento del interés nacional para aprobar la ley de libre competencia o el tratado de libre comercio con los E.U.?

Para que los productores fueran libres no debía de existir competencia, sino cooperación, solidaridad, porque la individualidad se logra en la sociabilidad. Pero ello no es lo propio del capitalismo, sino que lo propio del capitalismo es el egoísmo y el individualismo, porque el capital y sus encarnaciones los capitalistas, sólo piensan en si mismos y en sus ansias de crecer y crecer, y no les importa nada, ni nadie. No quieren ser igual a nadie, sino superior a todos, ese es su individualismo.

Y a propósito de los tratados de libre comercio cabe destacar que con los mismos se asegura el libre movimiento de los capitales y de las mercancías, pero no de los trabajadores. Nuevamente se revela que la libertad en el capitalismo no pasa de ser una gran farsa. O en todo caso la libertad en el capitalismo es una libertad discriminatoria o condicionada. Usted tiene libertad si es rico, si es poderoso económicamente hablando, porque el capitalismo es el reino de la libertad pero de los capitalistas.

Se nos dice también que somos libres porque no somos esclavos, ni siervos y que precisamente por ello es que el trabajador puede libremente vender su fuerza de trabajo al empresario que necesite comprarla y a quien el trabajador desee venderla. No hay manera de que se le obligue a vender su fuerza de trabajo a un determinado empresario. A diferencia del esclavo que estaba sujeto a un determinado esclavista, o el siervo que estaba vinculado de por vida a un señor feudal, el trabajador en el capitalismo es un hombre libre y que además contrata con el patrono en plano de igualdad.

No obstante lo anterior, el trabajador no es libre de vender o no vender su fuerza de trabajo, para disfrutar de esta libertad debería de contar con medios de vida o de producción que le permitieran tener asegurada su existencia, pero la burguesía se aseguró precisamente de despojar a los trabajadores de los mismos, por lo que la libertad del trabajador se reduce a vender su fuerza de trabajo o morirse de hambre. ¡Maravilla de libertad!

El trabajador como clase está sujeto a la burguesía, para poder vivir necesariamente tiene que vincularse con un empresario, su existencia depende de la burguesía, en consecuencia no es libre. Pero no sólo lo anterior es un límite a su libertad, ya que se podrá argumentar que la burguesía como clase depende también de los trabajadores, la diferencia radica en que si bien contratan en plano de igualdad jurídica, la libertad del trabajador termina en el momento mismo en que se inicia el contrato, ya que entonces quien domina, quien controla, quien manda es el burgués, el capitalista. Y la fuerza de trabajo del obrero ya no le pertenece, como tampoco el producto de su trabajo. Es más, ni siquiera controla el proceso de trabajo, no decide qué producir, mucho menos cómo producir. En muchas ocasiones debido a la división técnica del proceso de trabajo, ni siquiera tiene idea qué producto final está contribuyendo a producir.

Y en tales circunstancias ocurre que el trabajo como característica eminentemente humana, pierde su capacidad realizadora y se transforma en trabajo alienado. Con lo cual hay un proceso de deshumanización y alienación de la conciencia. En tales condiciones resulta un absurdo el hablar de libertad.

El trabajador en el capitalismo no disfruta de su trabajo, porque ya no es suyo. No le realiza porque no satisface una necesidad interna de trabajar. Si trabaja es porque se ve forzado a hacerlo para satisfacer necesidades ajenas a la necesidad interna de trabajar. El trabajo lo ve como un castigo, como un sacrificio, como una desgracia, cuando en realidad el trabajo es una característica específicamente humana, mediante la cual el ser humano transforma a la naturaleza y se transforma, se crea a si mismo.

Y este trabajo deshumanizado, reduce las actividades humanas a las actividades propias de los animales: comer, dormir, reproducirse y transportarse. El capitalismo al negar, al impedir la libertad, nos está negando nuestra condición humana.

Para que el trabajo dejara de ser alienado, para que la fuerza de trabajo dejara de ser una mercancía, para no depender de otros hombres que nos oprimen y explotan, para que tuviéramos libertad, para que nos realizáramos como humanos, deberíamos conformar asociaciones de hombres y mujeres libres que trabajáramos con medios colectivos de producción y desplegáramos nuestras fuerzas de trabajo con plena conciencia de lo que hiciéramos, cual era el ideal humanista de Marx.

El fin de la producción social es la satisfacción de necesidades humanas, pero en el capitalismo el fin de la producción es la valorización del capital, y la satisfacción de necesidades humanas tan sólo el medio que posibilita esa valorización. Es mas, el capital busca generar necesidades artificiales, para vender más y así ganar más. Y como la productividad crece continuamente, en el paroxismo productivista se genera el consumismo, entre aquellos que cuentan con dinero para comprar, quienes viven prisioneros del mercado.

Si abandonamos el campo de lo económico y nos introducimos al de la política encontramos también la libertad de elegir, a diferencia de los monarcas, los gobernantes en los regímenes democráticos son electos libremente por los ciudadanos, con ciertas limitaciones para ordenar las cosas, por ejemplo, el que los candidatos tienen que ser postulados por un partido político. No obstante para ejercer libremente el voto no es necesario estar afiliado a ningún partido político, se es libre de afiliarse o no.

El problema con la libertad de elegir es que nuevamente nos aparece el poder económico como un factor que inclina la balanza a favor de quienes lo poseen y en esa medida limita la libertad de elegir. Los candidatos de derecha que cuentan con el apoyo económico de la burguesía, cuentan con una cantidad de recursos ilimitada para hacer propaganda en los diferentes medios de comunicación, para que estos mismos medios de comunicación que pertenecen a la burguesía mantengan una posición sesgada en sus noticias y en sus editoriales a favor de los partidos de derecha y en contra de los partidos de izquierda. Cuentan también con recursos para contratar agitadores, para movilizarse, para regalar baratijas, comida e inclusive para comprar votos. Con lo cual la libertad ciudadana es capturada y se le conduce a votar, no por el candidato que responde a sus intereses, sino por el candidato de sus opresores.

Siendo así la realidad, ocurre nuevamente que la libertad de elegir se reduce a que las reglas son iguales para todos, pero siendo que se trata de reglas iguales para instituciones desiguales, la libertad de elegir se queda en una simple formalidad, carente de realidad. Podría parecer hasta curiosa, la identidad que existe en lo económico y en lo político en materia de elegir y de competir, pero que no nos extrañe, el capitalismo es así y así funciona en todos los ámbitos.

Otras libertades muy valoradas por los partidarios del capitalismo son la libertad de pensamiento, de expresión y de prensa. A primera vista se podría pensar que la libertad de pensar si es una libertad efectiva y real, en tanto que con el simple acto de pensar no se afecta la realidad y por consiguiente el capitalismo sigue incólume; sin embargo, el pensar de manera diferente puede conducir a actuar de manera diferente y es por tal razón que se busca transmitir una ideología favorable al sistema, tarea que se realiza por medio del sistema educativo, a través de los diferentes medios de comunicación y con el auxilio de la religión.

En este proceso de alienación de la conciencia encontramos ya un límite a la libertad de pensamiento, pero su carácter meramente formal se nos revela cuando algunos integrantes del sistema educativo, de los medios de comunicación o religiosos particulares se preocupan por realizar una labor desalienadora y transmiten ideas contrarias al sistema, entonces inmediatamente experimentan las consecuencias de su actividad. Y para ello el sistema echa mano de presiones económicas, de advertencias, de amenazas, de represión, de desaparición, e inclusive, del asesinato. Nuestra historia reciente nos brinda evidencias de cómo educadores, periodistas y religiosos cayeron víctimas de la derecha por el hecho de pensar diferente y expresar ese pensamiento diferente. ¿Y la libertad, dónde está?

La libertad de pensamiento y de expresión es obvio que es, en el mejor de los casos, una libertad condicionada. Mientras no se cuestione el sistema, mientras no contribuya a que otros cuestionen el sistema, mientras no sea un peligro para el sistema, mientras se trate de una minoría intrascendente, no hay problema.

Pero ocurre que la libertad en tanto que una realidad esencial del ser humano, se tiene de manera plena o no se tiene; la disfrutamos todos o no existe. Con respecto a la libertad de prensa, ocurre algo similar, la disfrutan los propietarios de los medios de comunicación, esto es, la burguesía mediática, pero hay de aquel que se atreva a cuestionar el sistema, e incluso, al gobierno de turno de manera sistemática. Para percatarnos de esta realidad baste con recordar los atentados a la YSAX, cuando era una emisora contestataria.

2. Esencia y existencia.

Una modalidad esencial del ser humano es la libertad o el modo de ser de lo humano es ser libre por naturaleza, pero su existencia en el capitalismo se caracteriza por la carencia de libertad, como hemos venido mostrándolo. Y aunque ciertamente ello también ha ocurrido en los sistemas precapitalistas, el fundamento de esa carencia de libertad del ser humano en el capitalismo, obedece a causas propias del capitalismo.

Si analizamos la carencia de libertad desde el punto de vista del fetichismo de las mercancías, encontramos que los frutos del trabajo, al revestir la forma mercancías, asumen características que de suyo no poseen. Y de ser objetos pasan a ser sujetos, con lo cual las relaciones entre los sujetos se cosifican y las relaciones entre las cosas se personifican. Ahora bien, el fetichismo de las mercancías se extiende al dinero y al capital. Así, por ejemplo, el capitalista lo es en tanto personificación, encarnación del capital y al ser así tiene que actuar conforme a la racionalidad del capital, cual es su valorización constante y creciente.

Ciertamente el capital domina sobre el trabajo, como el capitalista domina al trabajador, pero a su vez, el capitalista también es presa del capital, en tanto que éste le impone su lógica, su racionalidad. Si pretendiera el capitalista actuar con una lógica diferente, sucumbiría como capitalista. De manera que desde esta perspectiva tampoco los capitalistas son libres, con lo cual se reafirma una vez más la inexistencia de la libertad en el capitalismo.

De manera general podemos afirmar que somos cautivos de las mercancías, del dinero y del capital, lo cual conduce a que lo importante, lo trascendente no sea el ser, sino el tener. Lo cual es una concepción fetichizada de la vida, para sentirte bien, para ser alguien tienes que tener cosas, mercancías o dinero. De lo contrario te sentirás mal y no serás nadie.

De igual manera se puede analizar la carencia de libertad desde la perspectiva del trabajo alienado, el cual es el fundamento de la alienación de la conciencia. El trabajador en el capitalismo al no poseer la propiedad de los medios de producción, se ve obligado a vender su fuerza de trabajo, pero al hacerlo ya no tiene control sobre el proceso de trabajo, ni sobre los productos de su trabajo. Y el trabajo como actividad humana, se convierte en trabajo alienado. El trabajo como necesidad interna, consciente y libre, propia del ser humano se convierte en una necesidad externa, impuesta por fines exteriores, cual es, la valorización del capital, con lo cual se pierde la potencialidad realizadora y liberadora del trabajo propio del ser humano. Siendo esto así, no se puede haber libertad.

El fin de la producción social es esencialmente la satisfacción de las necesidades humanas, las cuales es necesario no confundirlas con las necesidades de los animales, pero en el capitalismo el fin de la producción social es la valorización del capital, y la satisfacción de las necesidades humanas se convierte en un medio, en un mal necesario, que posibilita alcanzar ese fin de valorización del capital. Por tal razón es que se busca generar necesidades artificiales, mediante la manipulación de la conciencia a través de la publicidad, proceso que desemboca en el consumismo irracional, ya no para satisfacer necesidades, sino para satisfacer la adicción consumista, y para sentir una falsa realización en el tener cosas, en tener más y más mercancías.

Es obvio que todo ello se transforma en una alienación de la conciencia, de la libertad y de pérdida de humanidad. El trabajador en el capitalismo reduce su actividad a aquellas actividades propias de los animales, cuales son el comer, el dormir, el reproducirse y el movilizarse, con lo cual lejos de humanizarse se animaliza.

Ahora bien, con lo anterior no pretendemos trasmitir una idea fatalista, si bien es cierto que la actividad alienada produce una conciencia alienada, también se genera conciencia del estar alienados y de la necesidad de superar esa alineación. Es así es como surgen las visiones utópicas, es así como se crean los revolucionarios. Porque la naturaleza humana nos impulsa a buscar nuestra liberación.

También se puede analizar el problema de la libertad en el capitalismo ateniéndonos a las relaciones sociales de producción, las cuales ciertamente no corresponden a la sociabilidad propia del ser humano, sino que son relaciones de dominación del capital sobre el trabajo, de los capitalistas sobre los trabajadores, los cuales encuentran en la explotación del trabajador la fuente de su riqueza. Es obvio que en tales circunstancias no puede haber libertad. El trabajador no sólo se ve obligado a vender su fuerza de trabajo, sino que cuando no logra hacerlo, también se deshumaniza porque se ve frustrado al tener una capacidad potencial desperdiciada, porque el trabajar es una necesidad interna propia del ser humano, aunque en el capitalismo no sea fuente de realización personal.

Todos estos elementos hacen que el trabajo en el capitalismo se vea como un castigo, como un sacrificio, como un tormento y un martirio, lo cual se ve agravado por los miserables salarios, las interminables jornadas, los malos tratos, la precariedad laboral, las malas condiciones de trabajo, la inseguridad presente y futura. El trabajador en el capitalismo se ve impedido de pensar, sencillamente actúa como un autómata, como un animal que responde a sus instintos, pero no a su reflexión. Así se le condiciona, así se le educa, así se le forma. Lo importante es que sepan aceptar órdenes, no pensar. Es por ello que cuando los trabajadores se organizan y toman conciencia de su realidad y buscan transformarla, se vuelven muy peligrosos y muy detestables para y por la burguesía.

Igualmente se revela la carencia de libertad cuando observamos con más detenimiento las relaciones políticas. La política obviamente hace referencia al poder y a las instituciones mediante las cuales se ejerce el poder político, pero este poder político tiene a su base el poder económico. Los ricos, los burgueses no tienen poder porque controlan el gobierno, sino que controlan el gobierno y sus instituciones porque tienen poder económico. Todo lo cual se transforma en el medio para reproducir el sistema capitalista. En la medida que los trabajadores no tienen poder económico, ni control sobre las instituciones, para ellos las relaciones políticas se convierten en relaciones de opresión, de dominio y de control. En consecuencia para los trabajadores no puede existir libertad política, pero a través de la organización pueden construir relaciones populares de poder, pero de esto nos ocuparemos más delante.

Si vamos a observar las relaciones jurídicas también encontramos la carencia de libertad, porque el sistema jurídico está fundamentado en una ficción, cual es el considerar a todos los ciudadanos como iguales, ficción que no es menos absurda que aquella que consideraba a algunos seres humanos como esclavos, el problema surge del hecho de que al suponer esa igualdad se privilegia la desigualdad de los poderosos económicamente hablando, quienes pueden echar mano de sus recursos, para contratar abogados, expertos, testigos, pruebas, etc. ¿Y el pobre trabajador qué puede hacer, si al no tener recursos está indefenso? Los ricos, los muy ricos gozan de impunidad y disfrutan de su libertad, los pobres, los muy pobres son los que pierden su libertad. En el capitalismo existen derechos, el problema es que los pobres no los pueden ejercer, lo cual niega su libertad.

3. Conciencia y praxis.

Resulta tan fácil, relativamente hablando, criticar el capitalismo que a veces caemos en la tentación de pensar de que basta con criticarlo para transformarlo. Sin embargo, pese a las muchas críticas que se le han formulado, el capitalismo con todas sus inmundicies y miseria humana, sigue dominando nuestras vidas.

Otros piensan que la cuestión se resuelve conquistando el poder, poder que identifican con el gobierno y sus instituciones, por tal razón es que participan de la lucha electoral y discuten y se dividen, porque difieren en sus formas de cómo piensan, unos y otros, que se pueden ganar las elecciones. Y dicen que no son diferencias ideológicas, sino de método.

Ya que según su visión ideológica, creen que bastaría con tomar el poder, esto es, controlar los órganos del Estado para transformar la sociedad, para reemplazar el capitalismo por otra forma de organización social, a la cual denominan socialismo como fase previa para avanzar hacia el comunismo.

Sin embargo, como ya lo decíamos, el poder de la burguesía para preservar el capitalismo no deriva del control de los órganos del Estado, sino que su poder económico es el que le posibilita controlar el Estado y preservar el capitalismo. Pero es bueno recordar que la burguesía no sólo controla el Estado, sino que controla los medios de comunicación, el sistema educativo y las religiones, o cuando menos los copta, los compra o los silencia. Y ello mismo ocurre con los intelectuales, como ya lo mostrábamos en un ensayo anterior.

Teniendo en cuenta lo anterior, debería de ser obvio, que la burguesía controla también nuestras conciencias y nos ha introyectado una serie de principios y valores que niegan la condición humana, pero que son parte de nuestro vivir, de nuestro sentir, de nuestras relaciones, de nuestras aspiraciones, de nuestros sueños, inclusive, de nuestro concepto de felicidad.

Tal realidad seguramente fue la que llevó a Marx a sostener: el proletariado no sólo tiene que conquistar un mundo nuevo, sino que, además tiene que sucumbir él mismo para dejar sitio a los hombres dignos de un mundo nuevo.

Pero además, con respecto a las visiones social demócratas, que buscan cobrar vida es nuestro medio, bueno es hacer una larga cita de Holloway:

“A primera vista parecería obvio que lograr el control del estado es la clave para el advenimiento del cambio social. El Estado reclama ser soberano, ejercer el poder al interior de sus fronteras. Esto es central en la idea habitual de democracia: se elige un gobierno para que cumpla con la voluntad de las personas por medio del ejercicio del poder en el territorio del Estado. Esta idea es la base de la afirmación socialdemócrata de que el cambio radical puede alcanzarse por medios constitucionales.

El argumento en contra de esta afirmación es que el punto de vista constitucional aísla al Estado de su contexto social: le atribuye una autonomía de acción que de hecho no tiene. En realidad, lo que el Estado hace está limitado y condicionado por el hecho de que existe sólo como un nodo en una red de relaciones sociales. Esta red de relaciones sociales se centra, de manera crucial, en la forma en la que el trabajo está organizado. El hecho de que el trabajo esté organizado sobre una base capitalista, significa que lo que el Estado hace y puede hacer está limitado y condicionado por la necesidad de mantener el sistema de organización social capitalista del que es parte. Concretamente, esto significa que cualquier gobierno que realice una acción significativa dirigida contra los intereses del capital encontrará como resultado una crisis económica y la huida del capital de territorio estatal.” [2]

Aunque Holloway se queda corto, en nuestros países, la burguesía no sólo sacaría su capital líquido, sino que además utilizaría recursos legales, movilizaciones callejeras, compra de diputados y como recurso de última instancia, ciertamente, no acudiría a la Corte Suprema de Justicia, sino a los militares, para que contando con el visto bueno de la Embajada, dieran un golpe de estado.

Pero bien, llegados a este punto, la pregunta obligada es cómo podemos contribuir a cambiar el sistema, lo cual tiene que ver con la conciencia y con la praxis, lo cual, obviamente, no resulta nada fácil de responder. Sin embargo, intentaremos exponer unas cuantas ideas, las cuales parten de la tesis de construir relaciones populares de poder, tesis que entendemos como el hecho de ir creando en el seno de la sociedad burguesa los gérmenes de una nueva sociedad, lo que implica promover proyectos, iniciativas, esfuerzos alternativos en lo económico, en lo social, en lo político, en lo ideológico, e inclusive, en lo jurídico, que respondan a una nueva racionalidad económica, política y jurídica. Y con principios y valores opuestos a los capitalistas.

Ahora bien, a la base de toda esta estrategia, no está una visión utópica, en el mal sentido de la palabra, aunque si se tiene una visión utópica. La idea es que no partimos de una realidad inexistente, o que sólo tiene existencia en nuestra mente, ya existe en nuestro país y en otros muchos países experiencias de lo que se ha denominado economía solidaria, con distintos niveles de desarrollo, obviamente. Pero decíamos que tiene un contenido utópico, en cuanto imaginamos que la economía solidaria podría avanzar, desarrollarse, hasta conformar una sociedad solidaria que sea la negación de la sociedad capitalista. Pero para llegar a ella es preciso ir creando unidades económicas solidarias, trabajando de manera solidaria, asumiendo los valores y los principios de la economía solidaria.

Antes de entrar a la estrategia es necesario señalar que la realidad económica presenta tres sectores: la economía estatal o pública, la economía capitalista y el sector de la economía del trabajo y es precisamente, este último sector el que se puede y debe convertir en el sujeto de la economía solidaria, en tanto que su racionalidad económica es diferente a la capitalista.

El sector de la economía del trabajo está integrado por las cooperativas, por los campesinos, los microempresarios y los trabajadores por cuenta propia, además de los embriones de economía solidaria, que resultan muy importantes en tanto muestran la viabilidad de la economía solidaria.

3.1 ¿Cómo podemos avanzar hacia la generalización de la economía solidaria?

En cuanto a las comunidades que ya están organizadas, que reciben apoyo económico y técnico, pero que no han adoptado un enfoque solidario, el trabajo acá consistiría en persuadir a los dirigentes comunitarios o a las ONGs que los apoyan, de la validez de la economía solidaria, así como dedicar mucho trabajo a la formación política e ideológica. El mismo planteamiento se podría hacer para el sector cooperativo.

Con respecto a los campesinos, microempresarios y trabajadores por cuenta propia es preciso crear y,o fortalecer su organización y concientización, en cuanto a asumir la economía solidaria como forma de trabajo, además de la formación política e ideológica.

Importa también que el movimiento social integrado por ecologistas, feministas, jóvenes, etc. asuman y promuevan la economía solidaria.

El movimiento político deberá de cambiar su enfoque a nivel municipal y vez de promover el desarrollo local, promover la economía solidaria.

Las ONGs, de igual manera, en vez de trabajar con estrategias antipobreza, deberían de adoptar el enfoque de la economía solidaria, que no sólo resuelve el problema de la pobreza sino que posibilita la liberación humana.

Las Universidades por su parte deberían de impartir cursos o diplomados sobre economía solidaria, a fin de divulgar esta nueva visión teórica. Pero también los interesados pueden consultar diferentes sitios en internet donde se trata sobre la economía solidaria.

3.2 Pasos para iniciar una estrategia de cambio fundamentada en la visión solidaria.

Primer paso la organización, es obvio que si no existe organización no se desencadenan las sinergias propias de la economía solidaria. La organización puede ser de formas diferentes: un pequeño grupo de personas que deciden iniciar una empresa solidaria, un grupo de productores que deciden comercializar sus productos de manera asociada, una cooperativa de crédito, de producción, de servicios, etc. Una asociación comunitaria, una asociación de comunidades, una asociación de vendedoras, etc.
Segundo paso el convencimiento, es necesario que las personas se convenzan que la causa de sus problemas radica en el sistema capitalista y que estén dispuestas a crear una forma de trabajo y de vida alternativa, diferente a la capitalista. Con otra racionalidad, con otros principios, con otros valores.
Tercer paso el descubrimiento, es necesario descubrir las experiencias que existen sobre economía solidaria, para darse cuenta que mediante la economía solidaria se pueden resolver no sólo los problemas de pobreza y exclusión social, sino que se puede lograr una calidad de vida mejor.
Cuarto paso el conocimiento, es de suma importancia conocer los elementos teóricos, así como los valores y principios de la economía solidaria.
Quinto paso el diagnóstico, el grupo o la asociación debe diagnosticar sus problemas y diseñar una estrategia para resolverlos. Veamos un ejemplo, para un grupo de campesino organizados el problema detectado es que no tienen trabajo en verano, entonces la solución sería trabajar en esa temporada del año, cultivando hortalizas. Pero como no tienen agua no pueden trabajar la tierra en verano, para hacerlo necesitarían agua. La estrategia sería crear reservorios de agua, los cuales podrían hacerse trabajando de manera colectiva, al menos, en lo que se trata de las escavaciones. Pero no tienen dinero para el revestimiento.
Sexto paso el proyecto, el grupo o la asociación formula el proyecto o los proyectos que resulten según su estrategia de enfrentamiento del o los problemas. Los campesinos asociados y asesorados realizan el proyecto de los reservorios y también el del cultivo de hortalizas.
Séptimo paso la búsqueda, el grupo o la asociación busca los recursos necesarios para implementar el o los proyectos. En primer lugar se ve con qué recursos humanos, materiales, técnicos, financieros se cuenta, para luego tratar de obtener los que hagan falta. Tales recursos faltantes los pueden obtener mediante una donación o un crédito.
Octavo paso el apoyo, si no se está siendo apoyado por ninguna institución nacional o internacional, y se requiere de algún tipo de ayuda, es necesario entrar en contacto con la o las instituciones que puedan brindarles la colaboración necesaria.
Noveno paso la articulación, una vez que se inicia el proceso el proceso es conveniente articularse con otros proyectos, a fin de ir construyendo una red de economía solidaria, lo cual posibilitará ir creando otros mecanismos que aseguren un mejor funcionamiento de la economía solidaria, cuales serían por ejemplo: una red de comercialización solidaria, una de microfinanzas solidarias, una red de transporte solidario, una red de capacitación técnica, etc.
Décimo paso la formación política ideológica, para los integrantes de la economía solidaria es de suma importancia este tipo de formación, ya que son ellos los llamados a ir transformando la sociedad desde el ámbito local, por lo que será clave el control o la influencia que se tenga sobre los consejos municipales.

También es conveniente señalar que las relaciones entre los trabajadores organizados y quienes les acompañan se caracterizan por la interacción, el diálogo y el respeto mutuo. Es necesario transmitir información, conocimiento, pero también es importante recibirlos, aprender de los trabajadores. Y para ello es necesario dialogar para convencer y dejarse convencer. Todo ello no es posible si no existe un respeto mutuo.

4. Algunos elementos de la economía solidaria

En primer lugar, deseamos presentar lo que se entiende por economía solidaria y en tal sentido, nos parece pertinente la comprensión que de la misma se tiene en Colombia, donde dicho sea de paso se cuenta, inclusive, con una legislación solidaria. Veamos lo que dicen los colombianos:

“El sistema de la Economía Solidaria está fundamentado en principios y valores que son soporte de la estructura de la sociedad y tienen mayor incidencia en la modificación de la conducta individualista por nuevas formas de convivencia, tolerancia, ayuda y productividad. Esta se manifiesta a través de organizaciones solidarias, eficientes y profesionales, que persiguen el bienestar de sus asociados, pero a diferencia de la empresa capitalista, el lucro no es el fin, sino el medio para alcanzar el bienestar de los asociados.

Está cimentada en una ética que va más allá de la pura productividad material, para inspirar una forma de Saber, de Hacer y de Saber Hacer, y no sólo Tener. Está fundada en los derechos humanos sin distingos ideológicos, religiosos, éticos, sociales o de género.

En otras palabras, la solución para la reconstrucción del tejido social equitativo y justo, sólo puede provenir de las organizaciones solidarias; no se recurre a un estado paternalista, sino que se buscan soluciones comunitarias, donde se implementen proyectos socio-empresariales inspirados en la conciencia colectiva, cívica y comprometida con lealtad y pertenencia a una sociedad responsable de su propio bienestar colectivo.” [3]

En segundo lugar, nos parece oportuno presentar los valores y principios de la economía solidaria en España:

1. Igualdad. Satisfacer de manera equilibrada los intereses respectivos de todos los protagonistas (trabajadores, empresarios, socios o accionistas, clientes, proveedores, comunidad local, etc.) interesados por las actividades de la empresa o de la organización.
2. Empleo. El objetivo es crear empleos estables y favorecer el acceso a personas desfavorecidas o poco cualificadas. Asegurar a cada miembro del personal condiciones de trabajo y una remuneración digna, estimulando su desarrollo personal y su toma de responsabilidades.
3. Medioambiente. Favorecer acciones, productos y métodos de producción no perjudiciales para el medioambiente a corto y a largo plazo.
4. Cooperación. Favorecer la cooperación en lugar de la competencia dentro y fuera de la organización.
5. Sin carácter lucrativo. Las iniciativas solidarias no tendrán por fin la obtención de beneficios, sino la promoción humana y social, lo cual no obsta para que sea imprescindible equilibrar la cuanta de ingresos y gastos, e incluso, si es posible la obtención de beneficios.
Ahora bien, los posible beneficios no se repartirán para beneficio particular, sino que se revertirán a la sociedad mediante el apoyo a proyectos sociales, a nuevas iniciativas solidarias o a programas de cooperación al desarrollo, entre otros.
6. Compromiso con el entorno. Las iniciativas solidarias estarán plenamente incardinadas en el entorno social en que se desarrollan, lo cual exige la cooperación con otras organizaciones que afrontan diversos problemas del territorio y la implicación en redes, como único camino para que experiencias solidarias concretas puedan generar un modelo socio-económico alternativo. [4]
En tercer lugar, deseamos insistir en la racionalidad y en el destino del excedente en la economía solidaria. En la economía capitalista la racionalidad económica viene dada por el postulado: maximizar beneficios y minimizar costos, ésta, obviamente, no podría ser la racionalidad de la economía solidaria. En la economía solidaria la búsqueda del excedente, no se plantea como un fin sino como un medio para satisfacer la necesidades materiales y espirituales del mayor número de personas. Por tal razón es que se plantea que se trata de iniciativas económicas o de empresas sin fines de lucro.

Ciertamente, los trabajadores propietarios reciben un ingreso que les posibilita satisfacer sus necesidades, esto es, mejorar su calidad de vida. Pero la distribución del excedente neto se realiza atendiendo a principios solidarios, por ejemplo, ampliar la empresa para incorporar a más trabadores, contribuyendo a la generación de nuevos proyectos solidarios o aportando para obras sociales que beneficien a toda la comunidad.

La economía solidaria busca ser incluyente y no excluyente como la economía capitalista. Su propósito no es generar diferencias sociales en razón de los ingresos de las personas, sino todo lo contrario acabar con las diferencias abismales que existen en la economía capitalistas, donde unos tienen demasiado y otros no tienen nada.

La economía solidaria no se basa en la explotación de las personas sino en la cooperación entre los trabajadores, lo cual hace posible que se incremente su productividad.

Los trabajadores en la economía solidaria son personas libres y propietarias de los medios de producción, por tal razón es que el trabajo no es un trabajo alienado sino realizador de las personas.

En la economía solidaria son los trabajadores organizados, libremente asociados, quienes realizan la gestión de las empresas o de las iniciativas económicas, son ellos los que proyectan, son ellos los que deciden cómo van a producir, son ellos los que están interesados en hacer el mejor uso y de la manera más eficiente de los recursos con que cuentan.

En cuarto lugar queremos exponer algunas ideas en torno a las formas de propiedad más acordes con la economía solidaria. De hecho son compatibles una diversidad de formas de propiedad, la única que queda excluida es la propiedad capitalista. Así, por ejemplo, cabe perfectamente la propiedad individual, siempre y cuando los trabajadores propietarios, se asocien ya sea para comercializar sus productos, para obtener financiamiento, para transportar sus productos, para recibir capacitaciones, para mejorar la comunidad en cuanto a la satisfacción de necesidades sociales: salud, educación, agua, energía, calles y caminos, etc.

Puede también funcionar la propiedad institucional, cuando una o varias empresas son propiedad de una comunidad o de una asociación de comunidades, lo importante es que el excedente se distribuya atendiendo a los criterios solidarios que ya mencionábamos.[5]

También es compatible la asociación cooperativa, siempre y cuando, optaran por los principios solidarios.

Sin embargo, la sociedad cooperativa, que es un híbrido de asociación cooperativa y sociedad anónima, es la que a nuestro juicio resulta más acorde con la economía solidaria, cuando se busque crear empresas de propiedad colectiva.

Antes de concluir este apartado, deseamos poner un ejemplo, de cómo se desencadenó un proceso de economía solidaria exclusivo para mujeres. Gracias a una donación se logró entregar a un grupo de mujeres una vaca lechera para cada una, con el compromiso de entregar, posteriormente, a otra mujer la cría y éstas otras mujeres harían después lo mismo. Más que un crédito en especie como le llaman, a mi juicio, se trata de un crédito solidario. Pero bien, luego las mujeres se organizan en una cooperativa ganadera, la cual en la actualidad no sólo les ha posibilitado comercial la producción, proveerse de insumos a menores precios, recibir capacitaciones para procesar la leche, sino que además brindan créditos para las socias. Esto y muchísmo más es posible lograr con una pequeña donación, gracias a la economía solidaria.

Procesos como el anterior si fuesen acompañados por educación y formación en materia de género podrían contribuir a la libertad de las mujeres.

Ciertamente, las ideas anteriores, no son suficientes para comprender a cabalidad la economía solidaria, pero no era el objetivo de este ensayo el conseguirlo, pero como decíamos al principio que la economía solidaria, tiene referentes empíricos, quisiéramos presentar de manera resumida el modelo socio económico del Grupo Bajo Lempa Occidental.[6]

5. Modelo Socioeconómico del Grupo Bajo Lempa[7]

El modelo social.

El modelo social tiene su fundamento en la asociatividad, la cual presenta dos ejes básicos:
a) La organización comunitaria y
b) La asociatividad sectorial.

Organización comunitaria
La organización comunitaria presenta tres niveles: el primero es la asociación a nivel de la comunidad, el segundo la asociación de comunidades y el tercero la asociación de asociaciones.

Primer nivel
La organización a nivel de la comunidad está estructurada por una junta directiva, algunos comités especiales y la asamblea general. Cada comunidad tiene su respectiva personería jurídica y su reglamento interno, bajo la figura de una ADESCO o asociación de desarrollo comunal, la cual es reconocida por el Código Municipal y autorizada por el consejo municipal, correspondiente.

Segundo nivel
La diferentes comunidades de una determinada región se organizan en una asociación de comunidades, la cual cuenta con una junta directiva electa entre los representantes de las diferentes comunidades, los cuales conforman la asamblea general. Así encontramos tres asociaciones de segundo grado: la IDES, la MES y el SES. Pueden gestionar su personería jurídica y efectivamente la MES la obtuvo recientemente, las otras dos la tienen en trámite.

Se ocupa de buscar soluciones a los diferentes problemas económicos, sociales, etc. de las diferentes comunidades y de apoyar a las diferentes directivas comunales en su trabajo local.

Tercer nivel
Las tres asociaciones antes mencionadas se constituyen en una asociación de tercer grado: el Grupo Bajo Lempa Occidental. El cual está dirigido por un Directorio que se conforma con 4 representantes de las organizaciones sociales, 4 representantes de las organizaciones empresariales, mas un representante de CORDES y otro de CRIPDES.

El Directorio es la máxima instancia organizativa y resolutiva, se ocupa de la dirección de la totalidad en todos sus ámbitos: económicos, sociales, políticos, culturales, formativos, etc.

Asociatividad sectorial

Si a la anterior la consideramos como una asociatividad vertical, en tanto se levanta desde la base, esto es, la comunidad y avanza hacia la cumbre representada por el Directorio del Grupo Bajo Lempa, ésta por el contrario atraviesa horizontalmente a todas las comunidades integrantes del Grupo.

Está conformada por la Asociación de Mujeres, de Jóvenes, de Lisiados, de Educadores y de personas de la tercera edad (en formación). Una ausencia notoria es la de una asociación ambientalista.

Nos parece que dos elementos importantes del modelo socioeconómico son: la asociatividad y la autogestión. Lo cual, nos parece, que ha sido relativamente fácil de conseguir, en razón de la naturaleza de la población articulada en este proyecto, los cuales eran militantes del FMLN, ya sea como cuadros militares, políticos o sencillamente bases de apoyo al movimiento.

Si su razón y sentido de la lucha era construir una nueva sociedad, su trabajo actual lo ven como la puesta en práctica de su sueño, al cual dedican las habilidades adquiridas durante la guerra: ingenio, creatividad, iniciativa; así como los valores que les animaron en la lucha: espíritu de sacrificio, mística, solidaridad, unidad y entrega.

Ahora bien, la asociatividad ha posibilitado alcanzar grandes conquistas sociales, tales como: la electrificación, agua, educación, salud, calles, bordas, etc. así como educar en materia de género y medio ambiente; participar en protestas contra el gobierno por sus medidas neoliberales, conquistar el consejo municipal del municipio y preservar su autonomía política.

El modelo económico.

El modelo económico está fundamentado en una combinación de formas de propiedad: la personal y la asociativa, funciona en base a la autogestión y se estructura en base a cuatro ejes:

a) La producción familiar agropecuaria.
b) Las cooperativas de comercialización, de ahorro y crédito, de servicios e insumos agrícolas.
c) Las empresas agroindustriales
d) Otras empresas.

Primer eje.
El modelo tiene a la base la producción familiar agropecuaria, la cual se inicia como mecanismo de sobrevivencia cultivando maíz y ajonjolí, pero en el proceso se va diversificando. Se introduce el cultivo de hortalizas, se amplía el cultivo del marañón, se fomenta la ganadería, los frutales y la crianza de ovejas, peces y especies menores. Este proceso aún continúa y se va incorporando a más familias.

Pero a la vez al productor agropecuario se le ha ido capacitando en técnicas de riego y dotando el equipo necesario, de inseminación artificial, así como en el uso y producción de insumos orgánicos, ya que la meta es que toda la producción agropecuaria sea orgánica.

Segundo eje
Pero esa producción agropecuaria se complementa con la creación de mecanismos asociativos de comercialización, de créditos, de servicios agrícolas y de insumos agrícolas, bajo la forma de cooperativas. De esta manera se busca obtener mejores precios de venta de la producción y mejores precios en la compra de insumos o de servicios técnicos o financieros.

Tercer eje
La empresas agroindustriales que buscan procesar la producción agropecuaria y de esa manera generar mayor valor agregado, procurar mejores precios para los productores y a su vez generar mas empleo. Actualmente se está procesando la semilla de marañón, la leche y algunas frutas.

Cuarto eje
Aquí encontramos otras empresas que buscan satisfacer demanda interna como externa y a la vez generar más empleo. Tales son los casos de la panadería, el restaurante, el hostal, servicios optometristas y venta de anteojos.

El modelo cuenta con algún nivel de articulación sectorial pese a lo reducido del número de empresas, pero lo importante es que se está trabajando con la óptica de cerrar hasta donde sea posible los eslabones de la cadena de valor agregado.

Ahora bien, en la actualidad, pese a la articulación existente, el modelo es un modelo de crecimiento extravertido. Su eje de acumulación se encuentra principalmente en las ventas hacia el sector externo, ya sea nacional o internacional. Lo cual no podría ser criticable, siempre y cuando los excedentes obtenidos, vayan posibilitando el establecer nuevas empresas que satisfagan la demanda existente al interior del espacio geográfico que constituye el Grupo Bajo Lempa.

La idea es que se propicie el pasar de un modelo extravertido hacia uno de crecimiento endógeno. Atención, que no estamos hablando de avanzar hacia un modelo autárquico, lo cual sería una total irracionalidad.

La ventaja del modelo de crecimiento endógeno es que los ingresos obtenidos por las familias o su demanda efectiva, propician o posibilitan darle salida a la oferta interna, con lo cual se mantienen esas empresas y a su vez se posibilita ir generando nuevas empresas, todo lo cual se traduce en la generación de nuevos puestos de trabajo, de ingresos adicionales y de nuevos incrementos en la demanda.

Por otra parte, la ventaja de avanzar hacia un modelo de crecimiento endógeno es que se disminuyen los niveles de expoliación, propios de las relaciones entre la economía solidaria y el sector capitalista.

Además de haber presentado una descripción del modelo, donde se destaca la excelente organización existente, es importante agregar que se ha mejorado significativamente la calidad de vida de los miles de familias que habitan en las comunidades integrantes del Grupo Bajo Lempa Occidental, quienes en un ambiente de tranquilidad y seguridad, satisfacen de manera generalizada sus necesidades de vivienda, agua potable, energía eléctrica, vías de acceso, salud, educación y distracción.

En el ámbito económico no existen relaciones de explotación, sino de cooperación y el trabajo pierde cada vez más, su carácter alienado en la medida que los trabajadores avanzan hacia la autogestión de sus empresas. Se trata de trabajadores libremente asociados, quienes están consciente, en su gran mayoría , de que están construyendo algo alternativo.

Existe preocupación por los problemas ambientales, por ello se promueve la producción orgánica y la conservación de zonas ecológicas, también por la discriminación de genero, aunque en ambas materias existe mucho camino por recorrer principalmente en materia de género.

En el ámbito sociopolítico existe participación democrática en la toma de decisiones trascendentes y se están construyendo relaciones populares de poder, lo cual se manifiesta en el control del gobierno municipal de Tecoluca, el cual está integrado en su mayoría por miembros de las comunidades del Bajo Lempa.

En consecuencia, en el Grupo Bajo Lempa, se está en un proceso serio de construcción de las condiciones objetivas para vivir en libertad. Si embargo, es obvio que la libertad plena se alcanzará hasta que arribemos a la sociedad solidaria, pero la economía solidaria constituye un paso importante en esa dirección, a la par, de la construcción de relaciones populares de poder.

6. Reflexión político ideológica

En los dos primeros numerales hemos mostrado cómo y por qué el capitalismo niega la libertad, en los numerales 3 y 4 , hemos presentado la economía solidaria como un ámbito de posibilidad para alcanzar la libertad humana, si avanzamos hacia el horizonte utópico de construir una sociedad solidaria, en la cual los productos del trabajo ya no asumieran la forma de mercancías y sirvieran para satisfacer las necesidades materiales y espirituales de las personas, donde el ser sería más importante que el tener, donde el tiempo libre y el tiempo de trabajo equilibrados en su duración posibilitarían la realización humana, sociedad en la cual seríamos felices porque viviríamos tranquilos y en armonía con la naturaleza.

Ahora bien, para que ello sea algún día una realidad, debemos en el presente avanzar en la construcción de relaciones populares, que nos permitan a la par que vamos transformando la realidad socioeconómica en pequeños islotes dentro del mar capitalista, ir generando espacios políticos liberados del control capitalista, aunque sigan existiendo empresas capitalistas en los mismos. Para ello, es preciso que los consejos municipales pasen a ser controlados por los trabadores organizados y con una clara visión de desarrollar proyectos económicos solidarios, a fin de crear relaciones populares de poder.

Ciertamente existen necesidades sociales que una municipalidad debe atender, pero incluso para las mismas se debe de usar criterios solidarios, los cuales tienen contenidos ecologistas y de igualdad de género. Por ejemplo, en cuanto a los desechos sólidos se pueden crear empresas solidarias que le den usos productivos a los mismos: abonos orgánicos, reciclaje del plástico, etc.

También se pueden promover asociaciones solidarias de vendedoras, microfinanzas solidarias, en esta materia en el municipio de Soyapango existe una experiencia exitosa que se debería de sistematizar y socializar su conocimiento, etc.

Si los consejos municipales de izquierda adoptaran la visión de la economía solidaria en vez de la de desarrollo local, que únicamente replica el capitalismo a nivel local, es obvio que debería de haber una preocupación por la formación política e ideológica de los trabajadores. Formación política que no está referida a la actividad electoral, sino a la promoción de la economía solidaria, y para ello se requiere de promotores, que serían los profetas de nuestro tiempo que anunciarían la buena nueva. Formación ideológica en cuanto a los valores y principios propios de la economía solidaria y respecto a la utopía de construir una sociedad solidaria.

Como se puede apreciar, la estrategia es sencilla: se trata de transformar la sociedad desde la base, desde sus mismas entrañas....Lo cual, entraña, un cambio radical con las visiones tradicionales y actuales. Pero de muy poco sirve la teoría, si no va acompañada con la praxis.
[1] Los dos primeros numerales de este ensayo tiene a la base la lectura inspiradora del libro El Problema de la libertad en el pensamiento de Marx, de Angel Prior Olmos, editado por Biblioteca Nueva, Universidad de Murcia, España, 2004. Al cual tuvimos acceso gracias a la gentileza del buen amigo, Herman Feussier, quien nos lo pasó para que le diéramos una “mirada” durante un fin de semana.
[2] John Holloway, Cambiar el mundo sin tomar el poder, p. 30
[3] www.sena.edu.co/porta
[4] www.reasnet.com
[5] Por ejemplo, la planta beneficiadora y procesadora de café en San Francisco Javier, pertenece a COMUS que es una asociación de comunidades y valga el comercial, produce café orgánico Monte Nuevo, el más delicioso café que he probado en mi vida.
[6] A final de año esperamos publicar un libro donde habrá más información al respecto.
[7] Tomado de la investigación Otro mundo es posible (inédita) patrocinada por Solidaridad.